martes, 31 de julio de 2012


CAPITULO 24

Por la mañana seguía con esa confusión. Recibí llamadas de Alan e incluso de Lucas pero no quería hablar con nadie por lo que agarre mi mochila y me dirigí al único lugar donde podía relajarme y solucionar mis dudas.

Entre aquellas cuatro paredes, dos de ella llenas de espejos, me sentía relajada y feliz bailando. Acabe tendida en el suelo y cuando deje de bailar comencé a sollozar acurrucándome en el suelo. Entre

sollozos oí como me llamaba levante la cabeza del suelo y vi una sombra acercarse.

- Sara...- dijo.

Me levante corriendo y vi a Lucas.

- ¿Qué haces aquí?

Lucas me miro triste y me contesto.

- Tenia que hablar contigo.

- Mira Lucas, estoy confundida yo te quise eso no lo dudo pero me rompiste el corazón, Alan supo ayudarme a superarlo y le quiero. Pero cuando me besaste en mi puerta no se que paso mis sentimientos se mezclaron y estoy muy confundida.

En ese momento apareció Alan de entre las sombras del estudio. Me miro triste y confundido. No quería hacerle daño y menos de esta forma.

- Alan lo siento…- no me dejo continuar.

- Por esto no me cogías el teléfono, me había preocupado. Y una cosa recuerda lo que te hizo este infeliz.

Y se fue. Empecé a llorar desconsoladamente. Nunca vi a Alan de esa forma. Lucas se acerco a abrazarme pero lo rechacé. Agarre mi bolsa y me fui a casa corriendo.

No podía mas estaba enfadada conmigo misma, necesitaba descargar mi furia así que nada mas llegar a casa fui a la habitación corriendo a coger mis guantes. Pero justo en ese momento entro mi madre:

- Sara, ¿Qué es lo que te pasa?

Me puse a llorar y le conté lo sucedido. Me miro con cariño y me dijo:

- Decide lo que te dice tu corazón.

- Pero mama mi corazón es el que me ha confundido.

- Mira bien dentro y sabrás la respuesta. Bueno hija y ¿segura que no quieres venir con nosotros? Vas a estar dos semanas sola.

Negué con la cabeza.

- Bueno nos vamos y cuídate. Te quiero.-dijo mientras me besaba la frente y me limpiaba las lágrimas.

Mi madre se fue y sonó mi teléfono mientras bajaba las escaleras.

Me senté en un escalón y mire el número. Un número desconocido, que raro.

- ¿Diga?- Conteste

- Hola Sara, soy Mario.

Mario… El chico que me cuido dos días.

- Ah, hola Mario.

-  Quería decirte que te vamos a enviar el vestido.

- Gracias, bueno adiós.

- Adiós.

Baje al garaje y me dirigí hacia el saco de boxeo y empecé a golpearlo. Con cada golpe que daba pensaba en lo que me había dicho mi madre ``Mira bien dentro y sabrás la respuesta…´´

¿Cómo? Si cada vez que miraba dentro me sentía más confundida. Me volvía a pasar lo mismo que con David y Lucas, pero David resulto ser un cerdo mentiroso.



Después de una hora descargando mi confusión sonó el timbre. No quería salir por si era alguno de los chicos y menos a recibirles cómo iba vestida. Llevaba un pantalón corto deportivo una camiseta con la tripa al aire y un coleta alta y mis guante finos para poder boxear y no olvidemos mis deportivas.

Pero me acorde de Mario. Así que grite:

- ¡Ya voy!

Abrí la puerta y ahí estaba Mario con una gorra y unas gafas de sol mientras buscaba a su alrededor. Llevaba el vestido en sus brazos. Ese vestido me recordó a Alan y no pude evitar pensar en el. Mario me miraba confundido y me pregunto:

- ¿Por qué lloras?

Me toque las mejillas y note que las tenía mojadas. No me di cuenta de que me había puesto a llorar. Me limpie los ojos tímidamente y le dije:

- ¿Quieres pasar?

El asintió y le deje entrar. Nos sentamos en el salón. No sabia que decir. Me fije en Mario estaba nervioso y había algo en el que me resultaba familiar. Me sentía segura y también confiaba en el y me preguntareis ¿por qué? Si ni siquiera le conoces. Esa es la misma pregunta que me hago pero no le encuentro respuesta.

De repente subí la mirada para verle y le encontré mirándome con la misma curiosidad que yo. Baje rápidamente la mirada poniéndome colorada, no me extrañaba que mirara con curiosidad iba un poco ligera de ropa.

Mire el vestido que había a su lado y me recordó la mirada fría y profunda que vi en los ojos de Alan en el estudio de baile. Me derrumbe como si fuera un muro y comencé a sollozar incontroladamente.

Mario se acerco y me abrazo:

- Tranquilízate y cuéntame lo que ha sucedido.

Le mire un poco dubitativa y me dijo:

- Puedes confiar en mí, te lo prometo.

Le conté todo lo que paso y me oyó en todo momento. Cuando me desahogué me sentí mucho mejor.

- Mira, Sara, yo creo que debes de pensar cual es el que mas echas en falta en estos momentos, al que necesitas, al que mas te duele verle sufrir.

- Pues a Alan pero también me duele ver sufrir a Lucas.- me levante frustrada.

Mire el reloj, ya eran las 11 de la noche y estaba sola por lo que le pregunte:

- ¿Te apetece quedarte a dormir? Es muy tarde.

Sonrió y me respondió:

- Pues claro.

- Me voy a duchar y enseguida vuelvo. Pon la tele si te apetece.- le dije mientras me dirigía al baño.

Deje que los chorros de agua me relajaran los músculos. Cuando me sentí relajada me puse  mi pantalón corto y mi camiseta de tirantes.

Me dirigí al salón y me senté en el salón al lado de Mario y me pregunto:

- ¿Estas mejor?

Asentí con la cabeza y le dije:

- Gracias por quedarte conmigo.

- No pasa nada.

En ese momento salio en la tele una canción muy bonita de un anuncio y ponía en letras grande ``EL NUEVO FENOMENO…´´ Mario se puso nervioso y cambio de canal. Le mire extrañada y le pregunte:

- ¿Por qué cambias? Me gusta esa canción.

Me miro nervioso:

- ¿Y sabes quien la canta?

- Pues la verdad no lo se pero le he oído muchas veces en la radio y me gustan sus canciones.

Suspiro aliviado:

-  Háblame de ti.

- ¿Qué quieres saber?- Le respondí

Se quedo pensativo:

- Mmm… ¿Cuál es tu color favorito?

- El azul y ¿el tuyo?

Nos pasamos toda la noche hablando y me quede dormida sobre sus piernas.

miércoles, 25 de julio de 2012


CAPITULO 23

No podía ser, nunca me dijo que me quería. Rebeca se acerco y me dijo:

- Ya te puedes girar.

Me gire y me quiete las gafas de sol. Vi a Alan enfrente mía a pocos centímetros de mi. Quería abrazarle y besarle pero Alan no reaccionaba. Mire a las chicas que ahora eran mis amigas y les dije:

- Creo que me voy.

Pase al lado de Alan para irme pero este me cogió del brazo tirando de mí y estampó sus labios con los míos mientras me abrazaba.

Mis labios se amoldaron perfectamente a los suyos y rápidamente le rodee el cuello con los brazos. No me importaba si estaban ahí sus hermanas, le echaba de menos.

Nos separamos juntando nuestras frentes mientras recuperábamos el aliento.

- ¿Donde te habías metido?

Le mire ruborizada y le conteste:

- Es una historia muy larga.

- Tenemos todo el día.  

- No que va, mis padres deben estar preocupados.

Alan me mira con cara de culpabilidad y me dice:

- Les he dicho que te has quedado a dormir.

Suspiro de alivio.

Alan me agarra la mano de improviso y me atrae hacia el rodeándome en un abrazo. Se acerco a mi oído y me dijo:

- Lo siento por lo que ocurrió en la fiesta pero es que el me saca de quicio y encima te beso.

Le di un beso en la mejilla y le susurre:

- Estas perdonado. Y yo también te quiero.

Nos sentamos en la terraza y le conté todo lo ocurrido. Al final me dijo:

- Guau has estado dos días en casa de dos desconocidos y yo mientras te buscaba como un loco, no se que pensar.

Le sonreí y mire el reloj del teléfono:

- Alan me tengo que ir. ¿Me puedes llevar?

Me dejo en la puerta de mi casa y se despidió con un dulce beso. Entre a casa me puse el pijama y me senté a leer el libro de la madre de Alan. Mientras leía el libro sonó el timbre y baje corriendo a abrir. Me sorprendí al ver a Lucas parado pasándose nervioso la mano por el pelo. Me miro y dijo:

- Menos mal que estas bien ya me había empezado a preocupar.

Le mire incrédula y le pregunte:

- ¿Quieres algo? Es que estaba ocupada.

Se acerco a mí y me dijo:

- Sara se que es demasiado tarde, pero me arrepiento de lo que te hecho sufrir. Pero Sara, tú no has sido como las demás chicas, no puedo dejar de pensar en ti.

¡No podía ser! ¿Se me estaba declarando?

- Lucas, yo me enamore de ti pero me hiciste sufrir ahora estoy…

Antes de que pudiera terminar Lucas me agarro por la cintura y me atrajo hacia el pegando sus labios contra los míos. Me negaba a besarle pero sentí una familiaridad, una ternura y un cariño que hizo que me derrumbara y le devolviera el beso. Unas lagrimas empezaron a descender por mis mejillas, empuje a Lucas y entre en casa corriendo.

Me tire sobre mi cama y empecé a llorar me sentía confusa no sabia si seguía sintiendo algo por Lucas, pero una cosa estaba clara me seguía gustando pero me hizo daño. Alan en cambio es dulce,
cariñoso y se que siento algo por el y Lucas es romántico, travieso y atrevido aunque estas cualidades las he descubierto hace poco en Alan.

De tanto llorar caí rendida.

martes, 17 de julio de 2012

CAPITULO 22

Me desperté en una habitación desconocida. Era una habitación elegante con las paredes en un color claro, en una esquina una puerta que llevaba al baño, un tocador blanco igual que el armario enorme que había.

La cama en la que estaba era alta y blanda con un dosel en blanco y rosa pálido.

Me levante despacio porque me sentía cansada y me apoyé en el montón de almohadas que tenia detrás.

La habitación parecía la de un cuento de hadas. Mientras contemplaba la habitación alucinada me di cuenta de que sentía frió en el cuerpo, levante la manta y no me lo podía creer, estaba en ropa interior en una casa desconocida, ya no sabia lo que pensar.

En ese momento oí risas acercándose a la puerta y rápidamente me tape hasta el cuello.

La puerta se abrió despacio y por ella aparecieron dos chicos.

Uno de ellos me miro con curiosidad. Era alto, delgado pero con buena forma física, tenia el pelo castaño algo revolteado y los ojos de un negro en el cual te podrías perder con facilidad. Llevaba una chaqueta de cuero con una camiseta blanca y unos vaqueros.

Me sonrió y se acerco a mí:

- Hola me llamo Manuel.

Me quede embobada mirándole, parecía un modelo. Al ver que no contestaba me pregunto:

- ¿Y tu?

- Me llamo Sara.

Manuel se giro y miro al otro chico que me miraba embobado. Era alto de mi edad aunque quizá un poco mayor que yo era parecido a Manuel físicamente. El sacudió la cabeza y me sonrió. Esa sonrisa era perfecta y no se por que sentía que esa sonrisa me iba a afectar:

- Yo me llamo Mario.

Después de esto nos quedamos en un silencio incomodo por lo que decidí romper el hilo:

- ¿Me podéis decir que me paso?

Manuel asintió y comenzó a hablar:

-Te tiraste en los brazos de Mario y pensamos que eras una fan, pero después vimos tu estado y te desmayaste así que te dejamos aquí llamamos al doctor y nos dijo que fue por el frío y el cansancio.

Le mire confundida:

- ¿Una fan? ¿De quien?

Los dos me miraron asombrados y Manuel me pregunto:

- ¿En serio no sabes quien es? – Dijo señalando a Mario.

Yo negué confundida.

Los dos chicos se levantaron y salieron a fuera ha hablar cerrando la puerta, así que me quede esperando.


Al otro lado de la puerta…

- Mario no sabe quien eres, ¿se habrá dado un golpe en la cabeza?

Mario le miro confundido y le dijo:

- No dejémoslo así, que no sepa quien soy, quiero conocerla y que ella me conozca como a una persona y no a lo que me dedico.

Manuel le miro con una sonrisa traviesa:

- ¿Te gusta la chica?

Mario se toca el pelo frustrado:

- Primero se llama Sara y segundo si que me gusta tiene algo que no consigo saber lo que es pero me siento atraído por ella.

Manuel suspira:

- Porque eres mi hermano y te conozco, que si no pensaría que solo te la quieres llevar a la cama. Bueno vamos a entrar.

Y entraron en la habitación.

En la habitación…

Entraron rápidamente haciéndose bromas entre ellos.

Mario me miro con ternura y me dijo:

- ¿Podemos saber por que llorabas y corrías bajo la lluvia?

Me puse rápidamente colorada, no se lo quería decir pero necesitaba desahogarme y ellos me habían cuidado.

- Tuve un problema por culpa de dos chicos.

Los dos se miraron horrorizados y Mario me pregunto:

- ¿Te han hecho daño?

Yo asentí con la cabeza. En la mirada de Mario rápidamente se puso la furia y me dijo:

- Hay que denunciarles.

Le mire confundida y de repente me di cuenta de lo que había dicho:

- No, no es lo que pensáis me he expresado mal. Me dejáis volver a empezar.

Los dos asintieron por lo que empecé a contarles lo sucedido:

- Yo me mude hace un año y empecé a salir con Lucas rompí con el por ser un cerdo mentiroso y empecé con Alan. Los dos se odian y cada vez que se ven se intentan pegar. El día que me choque con Mario era la celebración del compromiso de Rebeca la hermana de Alan. Yo soy la madrina y resulta que el padrino es Lucas. Lucas me beso, Alan estaba ahí y ya podéis imaginaros el resto. No llegaron a pelearse pero me habían puesto en evidencia delante de todo el mundo y estaba harta. Salí corriendo de ahí, se puso a llover me sentía cansada y encima me había perdido, entonces me choque con vosotros. Creo que os estoy aburriendo.

Rápidamente Manuel dijo:

- No en absoluto es bueno saberlo.

Pero Mario estaba triste. Me di cuenta de que nadie sabia donde estaba y decidí preguntarle:

- Cuanto hace que estoy aquí:

Manuel me contesto Mario estaba distraído:

- Hace dos días.

- ¡DOS DIAS! No puede ser.

Me levante rápidamente de la cama a coger el bolso que estaba encima del tocador. De repente me acorde que estaba en ropa interior y Mario y Manuel me miraban embobados.

Rápidamente me tire en la cama otra vez tapándome hasta el cuello. Los dos chicos se miraron y sonrieron en cambio yo me puse roja como un tomate.

- ¿Dónde esta mi ropa?

Manuel se acerco al armario:

- Esta en la tintorería pero te podemos prestar algo y si quieres tu ropa te la enviamos a tu casa.

Dejo un conjunto sobre la cama y salieron de la habitación los dos.

Me levante y cogí la ropa.

Me vestí rápidamente y vi lo que me habían dejado. Era una falda tubo hasta debajo del pecho en color negro con una camiseta de tirantes blanca y una chaqueta en negro.

Cuando vi los zapatos me quede alucinada eran unos zapatos en negro con tacón de aguja, eran flipantes. Me recogí el pelo en un moño.

Me mire en el espejo y vi que parecía una empresaria vestida así.

Cogí mi bolso y saque el móvil. Genial 30 llamadas de Alan y 20 mensajes que me preguntaban donde estaba. Alan se acababa de dejar una fortuna por mí.

Abrí corriendo la puerta y salí chocándome con Mario.

- Lo siento es que tengo prisa.

Mario me miro y me dijo:

- ¿Quieres que te lleve?

Me agarro la mano y sentí una pequeña sensación pasar por mi mano pero la ignore, bajo corriendo conmigo hasta un enorme jardín donde había un Porsche rojo.

Me abrió la puerta y se monto.

Le dije donde vivía Alan que era donde mas cerca estaba y rápidamente estuvimos allí.

- Sara, dame tu dirección para enviarte la ropa y tu teléfono para avisarte.

Se lo apunte en una tarjetita y se la di.

Le di un beso en la mejilla y le dije:

- Gracias intentare que no me vea Alan.

El abrió la guantera y de ella saco unas gafas de sol. Le abrace y le dije:

- Gracias por todo ya nos veremos.

Entre a casa de Alan y me encontré a Rebeca y a Lara tomando un café. Las dos me miraron y gritaron:

- ¡Sara!

- ¡SHHHH!- les dije yo- No quiero que Alan me vea.

Me abrazaron y me dijeron:

- ¿Dónde has estado? Alan lleva buscándote dos días.

Iba a contestar pero oí como Alan venia maldiciendo, me iba a girar a verle pero Rebeca me agarro y me dijo:

- Quieta, no digas nada.

Alan entro en la sala y podía sentir su presencia:

- ¿Donde demonios se ha metido? ¡La he buscado por todas parte voy a acabar poniendo una denuncia de desaparición!

Rebeca le pregunto intencionadamente:

- Alan por curiosidad ¿Que es lo que te gusta de Sara?

Alan tardo un rato pero dijo:

- Su sonrisa, su alegría, su cariño y cuando estoy con ella me siento diferente no importa lo que pase pero con ella estoy contento y feliz, me hace sentir en una burbuja cuando estoy a su lado y sinceramente, la quiero.



sábado, 7 de julio de 2012


CAPITULO 21
A la mañana siguiente…

Llevaba una bata y un montón de rulos en la cabeza. Había sacado todo el armario y no encontraba nada. Estaba furiosa y gritaba:
- ¡Como es posible!
En ese momento sonó la puerta.
- Pase
Mi madre entro con una caja blanca en las manos:
- ¿Y eso?- le pregunte señalando el paquete.
-Lo acaba de traer el cartero y es para ti.
Cogí la nota que había y la leí en alto:
- ``Te avise muy tarde por lo que no tendrás vestido. Espero que te guste. Te quiere Alan´´
Abrí la caja y no me lo podía creer. Dentro había un vestido en azul celeste, era largo y liso de palabra de honor y la espalda cruzada. Era sencillo y elegante me encantaba.

Me puse el vestido y me quedaba como un guante. Me quite los rulos y deje mi pelo rizado, me perfile los ojos haciendo que resaltaran y lo demás me maquille con colores claros. Me puse unos zapatos plateado de tacón con tiras y un bolso de mano del mismo color.

Mi padre me llevo a la casa de Alan y entre.

La habían decorado toda con cortinas blancas de seda. La asistenta que me recibió alegre me guió hasta el jardín donde había un montón de mesas y sillas con un montón de personas bailando y charlando.

Me sentía marginada sin conocer a nadie pero rápidamente vi a Rebeca y me acerque a ella:
- Felicidades- le dije mientras la abrazaba.
- Gracias dama de honor- dijo riéndose.

Empezamos a charlar y la verdad Rebeca aunque fuera mayor que yo me caía muy bien. Mientras charlábamos se acerco un hombre alto, moreno y con ojos negros.
- Sara te presento a mi comprometido Richard- el me tendió la mano y yo se la cogí saludándole.
-Eres la dama de honor, deberías de conocer al padrino- Me dijo sonriendo.

Rebeca se fue con su prometido y yo me quede charlando con Lara.
- No sabes cuantos vestido me he tenido que probar para que Alan eligiera el que te quedaría perfecto.
Empecé a reírme y me giré. En ese momento tenia una copa de champán en la mano que se me cayo de lo sorprendida que me había quedado, menos mal que no se había roto.
Lara me miro sorprendida y me pregunto:
- ¿Te pasa algo?
Le negué con la cabeza y me acerque a el decidida.

- ¿Qué haces aquí?
Lucas se giro y me miro de arriba abajo. El vestía un traje negro con una camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados.
- Soy el padrino ¿y tú?
Le mire sorprendida y le dije:
- La dama de honor.
- Oye Sara siento lo que ocurrió y en serio te quiero y te hecho de menos.- Cada vez se fue acercando a mi hasta cogerme por la cintura.
Me estaba ablandando y una mano me cogió del brazo y me echo hacia atrás. Mire hacia arriba y era Alan que miraba a Lucas con furia.
- ¿Qué haces aquí?- le pregunto enfadado.
- Soy el padrino.
- Te voy a decir una cosa- le advirtió- ahora esta conmigo y tu la perdiste.
Lucas se rió y le contesto:
- Ella solo esta contigo para vengarse de mi, mira.
Se acercó a mi que estaba en medio y pego sus labios contra los míos. Sentía una familiaridad en ellos pero ya no los quería. Me separe de el y le di un tortazo en la cara:
- Como te atreves a besarme y que sepas que quiero a Alan.
Alan fue a pegarle y Lucas también me interpuse entre ellos:
- Ya basta esto es una fiesta y la gente nos esta mirando. Sois los dos unos orgullosos y tenéis un ego enorme me estáis poniendo en evidencia.
La rabia me gano y empecé a llorar, salí corriendo de ahí mientras los dos me llamaban.

Salí corriendo de la casa harta de aguantar su orgullo. Corrí con los tacones como pude y con la cabeza agachada mientras lloraba.

Después de un rato corriendo sentí como empezaba a llover fuertemente, pero no me importaba solo quería alejarme de la realidad y dejar de sufrir.

Pasaron horas y ya sentía mis huesos débiles y fríos, no sabia donde estaba, no me podía mantener en pie. 

Decidí entrar en un porche. Me choqué con dos chicos el cual uno de ellos me sujeto, no podía ver quien era pero me pregunto:
- ¿Qué te pasa?
- Yo...yo...- empecé a tartamudear.
Me desvanecí en sus brazos y sentí como me cogía. 

domingo, 1 de julio de 2012


CAPITULO 20

Alan me metió en el coche y arranco rápidamente. Subí mis rodillas y metí mi cabeza entre ellas dejando que corriesen las lágrimas por mis mejillas. Después de un rato Alan paro el coche y me abrazo yo no podía contenerme mas y inspire el arome de su camisa para sentirme protegida cuándo deje de llorar me aleje de Alan y le mire a los ojos estaba preocupado y se veía que me querría por lo que me acerque y pegue mis labios contra los suyos, enrede mis manos en su pelo negro y lo atraje hacia mi. Me separe de el para poder respirar y apoye mis manos en su pecho. Me di cuenta de que le había mojado la camisa y cuando baje la mirada vi que se la había manchado con maquillaje. Me giré y me vi en el espejo se me veía el moratón.

- ¡Mierda!

Alan me miro confuso y yo le señale la camisa mientras se la intentaba limpiar con un pañuelo. Me agarro las manos y me dijo:

- No pasa nada ahora me cambio.

Mientras tanto yo me tapaba el moratón. Ya no se veía así que me giré y vi donde estábamos. Estábamos frente a una casa enorme de color beige.

Alan se bajo del coche y me abrió la mía, me cogió la mano y nos dirigimos a la casa cuando me di cuenta de lo que ocurría me pare en seco. Alan se giró y me miro:

- ¿Me vas a presentar a tu familia?

Asintió y yo me puse pálida por lo que Alan me dijo para relajarme:

- Tranquila no pasa nada seguro que les caes bien.

Dio al timbre y yo me puse a templar. Alan se giro y me beso tiernamente haciendo que me relajara, en ese momento se abrió la puerta y yo me gire rápidamente poniéndome colorada.

En la puerta había una mujer alta y esbelta con un pelo de color negro. Iba muy elegante en cambio yo iba muy sencilla.

Alan se acerco y le dijo:

- Hola mama- mientras la daba un abrazo.

La mujer se separó de su hijo y me miro sonriendo:

- Tú debes de ser Sara.

Se acerco a mí y me dio dos besos.

- Encantada de conocerla- le dije

- Me llamo Sonia. Al fin te conocemos porque Alan no deja de hablar de ti- miro a Alan riéndose.

- Mamaa- le dijo Alan riéndose.

Me invito a entrar y me quede con la boca abierta la casa era mas grande por dentro que por fuera. Al entrar estaba enfrente una escalera de madera dividida en dos con una araña de cristal colgada del techo. Seguí a Sonia agarrada de Alan hasta una terraza que había fuera donde estaban dos chicas sentadas discutiendo sobre revistas de moda.

- Chicas ha venido nuestra invitada.- Grito Sonia

Las dos chicas eran mayores que yo e idénticas a Alan, tenían el pelo alisado era de un negro oscuro y los ojos perfilados para resaltar el verde de sus ojos parecían modelos, me sentía fea a su lado.

Se acerco la más alta y  la más pálida de las dos aunque le quedaba bien, me dio un abrazo:

- Hola soy Rebeca la hermana mayor de Alan.

Se separo de mí y se acerco la bajita y bastante morena:

- Y yo soy Lara. Así que tu eres Sara pues no tiene mal gusto mi hermano. – dijo riéndose.

Nos sentamos todos y estuvimos charlando y la verdad la familia de Alan era muy cariñosa me trataron como una mas. Íbamos a bañarnos en la piscina cuando entro un hombre trajeado a la terraza.

- ¿Señor Alexander?

- ¿Señorita Sara?

Alan nos miro extrañado y nos pregunto:

- ¿Se conocen?

Asentí y le conteste:

- Es el jefe de mi padre y estuve trabajando en verano en su empresa.

El señor Alexander me miro sonriendo y me dijo:

- Con que tú eres la novia de mi hijo…

- Si señor Alexander.

El señor Alexander me miro enfadado y me dijo:

- Llámame Alex.

Los padres se fueron a hablar y Lara me dejo un biquini de color azul claro. Mientras Alan se ponía su bañador, Lara y Rebeca se ausentaron por que dijeron que habían quedado con sus amigas.

Me quede mirando la piscina mientras esperaba a Alan.

Sin que me diera cuenta unas manos me levantaron en el aire y me lanzaron a la piscina. Salí del agua y vi a Alan enfadada mientras el se reía.

- Vale no se por que has hecho eso pero ayúdame a salir- le tendí la mano.

Alan me agarro la mano para ayudarme a subir pero tire de su mano haciéndole caer a la piscina. Me reí y le dije:

- ¿Cómo pudiste caer en eso?

Alan me miro travieso y me acorralo contra la pared de la piscina acercándose a besarme. No pude evitar agarrarle de los hombros y pararle:

- Alan nos pueden ver.

- Tranquila no dirán nada.

Y junto sus labios contra los míos profundizando el beso, de repente oí como me llamaban:

- Sara...

Me separe rápidamente poniéndome colorada, mire a Alex que me miraba tranquilo:

- Si Alex…

Me miro sonriendo y me dijo:

- Ya que ahora eres una mas de la familia Rebeca ha decidido que seas su dama de honor.

Me quede atónita con esas palabras:

- ¿Rebeca se va a casar?- pregunte confundida

- Si, dentro de un mes, ella sabía que Alan tenía novia y a ella le faltaba una dama de honor y por eso te querría conocer.- me aclaro Alex.

- ¿Por eso me trajiste?

Alan asintió.

Estaba tan distraída que no me di cuenta de que Alex se había ido.

Salí de la piscina aun asimilando lo de ser dama de honor. Subí a la habitación de Lara a ducharme y deje mi ropa sobre la cama.

Me duche y me enrolle en una toalla, salí para vestirme y mi ropa no estaba en mi cama. Salí corriendo a la habitación de Alan, porque pensaba que había sido el.

Toque a la puerta furiosa.

- ¡Alan abre!

Alan abrió la puerta con una toalla tapándole desde la cintura y secándose el pelo con otra.

-Alan ¿Dónde esta mi ropa?

Alan me miro de arriba a bajo confundido y dijo:

- Seguramente la asistenta pensaba que era ropa de Lara y la ha llevado a lavar.

En ese momento oímos unos pasos acercarse.

Alan me agarro de la cintura y me metió a su habitación cerrando la puerta detrás.

Pego el oído a la puerta para oír lo que pasaba fuera y yo mientras contemplaba la habitación de Alan.

Las paredes eran blancas haciendo la habitación más grande. La cama era de mas grande de lo habitual y estaba colocada en el medio de la habitación. En una de las paredes había varias estanterías con un montón de libros. Curiosa me acerque a los estantes y empecé a ojear los libros. Tenia mucha variedad desde románticos a de miedo. Agarre un libro romántico que nunca había leído y me puse a leerlo. Me quede distraída hasta que fui interrumpida por Alan:

- Ya se han ido.

Me gire y  vi a Alan acercarse:

- ¿Te gusta?

Asentí.

- Lo escribió mi madre si quieres puedes quedártelo tengo mas ejemplares.

-Gracias- le dije mientras le daba un beso en la mejilla.

Salí y fui a la habitación de Lara y encontré mi ropa perfectamente lavada y doblada sobre la cama. Me vestí y fui al baño a recogerme el pelo cuando vi mi mejilla. Era increíble no se me veía el moretón me limpie la mejilla por si me quedaba maquillaje pero nada. Ni que el agua de la piscina fuera milagrosa, pero me alivie al ver que ya no lo tenia.

Me peine y baje corriendo las escaleras. Llegue a la puerta y me encontré a Alan esperándome apoyado en su coche.

Le di un dulce beso en los labios y me senté en el asiento del copiloto con el libro en las manos.

Llegamos a mi casa y ya era bastante tarde, me iba a bajar cuando Alan me agarro de la mano y me dijo:

- ¿Estas enfadada?

Le mire confundida y le pregunte:

- No, ¿Por qué lo preguntas?

- Por lo de la boda y ser dama de honor.

Le mire pensativa y le conteste:

- La verdad es que al principio si pero después de pensarlo será divertido.

Le di un beso y cerré la puerta, el bajo la ventanilla y me dijo:

- Sara, mañana es la fiesta de compromiso y tienes que ir. ¿Te vengo a recoger?

-No hace falta, me llevara mi padre.

Entre a casa y me puse el pijama. Me tumbe en la cama y me puse a leer el libro de Sonia la madre de Alan.

¿Que te parece la historia?