sábado, 8 de diciembre de 2012

CAPITULO 41


Me desperté en mi cama confundida, algo desorientada y con un dolor de cabeza horrible. Sentí una mano caliente sobre la mía. Me gire y encontré a mi madre mirándome fijamente y preocupada. Me incorpore despacio:

- ¿Estas despierta?- me pregunto mi madre.

- Si ¿porque?- Le pregunte confundida.

- Llevas tiempo inconsciente y a veces abrías los ojos pero volvías a caer rendida.

- No lo entiendo.

- Hija ¿te acuerdas de lo que sucedió hace 5 días?

Sentía mi cabeza dar vueltas sin rumbo alguno en mi mente. La puerta se abrió y entró Mario que me sonrió. Mire a mí alrededor. En el borde de la cama estaban la ropa que me puse…

Como una ráfaga todos los recuerdos vinieron a mi mente.

Una habitación de hotel, besos, caricias y Alan. Todo se volvió oscuro y apareció en mi mente Alex intentando violarme.

Un grito salio de mi boca mientras me agarraba la cabeza con desesperación. Mario y mi madre me intentaban tranquilizar pero yo no dejaba de llorar, gritar y temblar:

- ¡Por favor dime que no es verdad!- le pregunte a Mario.

- Lo siento Sara, no te puedo mentir.

Mi cuerpo comenzó a moverse incontroladamente. Yo no sabia lo que me pasaba. Mi madre al verme grito y rápidamente apareció mi padre seguido de un doctor.

- Le esta dando un ataque. ¡Agárenla!- les ordeno el doctor

Un dolor horrible comenzó a recorre cada centímetro de mi cuerpo. Un pitido comenzó a sonar en mi cabeza:

- ¡Haz que pare!- comencé a gritar.

El doctor agarro mi brazo y poco a poco fue introduciendo una jeringuilla con un líquido azul.

A medida que el líquido se filtra por mi cuerpo y se extendía. El dolor fue desapareciendo y el sueño comenzó a apoderarse de mí.

 

Después de esto mi vida se volvió confusa. Ya no era la chica feliz y sonriente. Mis sueños estaban protagonizados siempre por la misma escena: la despedida de Alan.

Ya casi no comía y me había vuelto pálida y flacucha.

Mis amigas se mantenían a mi lado pero había una persona que era la única que conseguía que hiciera algo aparte de llorar y observar al vació: Mario.

 

La noche anterior a comenzar las clases…

Estaba dormida y por primera vez no tenía una pesadilla.

Estaba paseando por la playa sola y estaba amaneciendo. Tenía energía y ganas de volver a vivir la vida. A lo lejos de la playa había algo de niebla y una sombra que se iba acercando. La niebla desapareció y lo que antes era solo una sombra se solidifico delante mí:

- Alan- susurre mientras alzaba mi mano y le acariciaba la mejilla.

El se acercó a mí y me abrazo. Volvía estar en sus brazos y sentía esa sensación tan especial que me provocaba aunque fuera un sueño.

Se separo de mí y me miro fijamente:

- ¿Qué estas haciendo?- me pregunto.

- ¿A que te refieres?- le mire confundida.

- Te estas destruyendo a ti misma. Ya no comes y no sales. Te pasas el día encerrada llorando y tus padres están muy preocupados. No quiero verte así por favor. Vuelve a ser la de siempre, prometí volver a por ti cuando todo acabara y pase lo que pase la cumpliré.

Se acerco a mí y me beso con ternura. Quería contestarle o entretenerle con cualquier cosa para que se quedara más tiempo a mi lado.

- Te amo- me dijo mientras desaparecía de nuevo entre la niebla.

 

En la terraza de esa habitación….

Lo que me ha costado subir pero necesitaba volver a verla. Mario me informaba siempre que podía sobre ella y se lo agradecía de todo corazón. Me dijo que desde que nos despedimos ya no era la misma e incluso me contó el ataque que le entro. Tenia que asegurarme de ella.

Ahí estaba tumbada en la cama hecha un ovillo. Muy delgada y blanca con círculos morados alrededor de sus ojos y pensar que yo soy el culpable me mataba por dentro, pero era por su bien.

Me senté a su lado y de repente pronuncio mi nombre y me asuste pensando que estaba despierta pero descubrí que estaba hablando en sueños. La mire fijamente y me acerque a abrazarla y de nuevo sentí esa sensación que solo ella conseguía producir.

Me separe de ella y le pregunte:

- ¿Qué estas haciendo?

- ¿A que te refieres?-me contesto dormida.

- Te estas destruyendo a ti misma. Ya no comes y no sales. Te pasas el día encerrada llorando y tus padres están muy preocupados. No quiero verte así por favor. Vuelve a ser la de siempre, prometí volver a por ti cuando todo acabara y pase lo que pase la cumpliré.

Me acerque a ella y la bese por última vez.

- Te amo- le dije mientras salía corriendo al notar que se estaba despertando.

 

En una cama…

Me desperté sudorosa y con lagrimas en mis mejillas. Era de noche y me gire al ver una sombra saltar por la ventana de mi terraza.

Debía de estar alucinando, pero se sentía tan real que Alan hubiera estado aquí…

No podía volver a dormir y si, eran las cinco de la mañana y hoy comenzaba las clases pero necesitaba despejarme, pensar y por que no alejarme de la realidad.

Me puse un chándal y salí despacio de casa. Comencé a correr con la música en mis oídos a todo volumen. Deje que todo a mí alrededor desapareciera y solo quedara yo, el asfalto y la música.

Llegué aun pequeño bosque y me adentre en el sin dejar de correr. Había un pequeño charco el cual no vi. Mientras corría mi pie se introdujo en el charco y me resbale cayéndome de espaldas en el.

Me manche toda de barro y me hice un poco de daño, pero en vez de ponerme a llorar comencé a reírme sin motivo alguno.

Me levante y volví a casa.

Entre a casa tarareando una melodía. Pase por la cocina y vi que mis padres estaban tomando un café:

- ¿Pero Sara que te ha pasado? – me pregunto mi madre preocupada.

Me comencé a reír:

- Me resbale y me caí en un charco.

Me fui al baño, me duche y me vestí para ir al instituto. Me mire al espejo  y comencé a pensar en lo que había soñado esta noche. Tenia que volver a vivir mi vida, si tuve un momento desastroso en mi vida, pero eso no me iba a quitar las ganas de seguir luchando por lo que mas quería.

Agarre mi mochila y me dirige a mi primer día de clase de mi ultimo año ahí.
 
Siento haber tardado pero con tanto examen no he tenido tiempo. Este capitulo se lo dedico a Lari (@LariiiiA) Una seguidora de twitter, espero que os guste.
Tengo varias historias mas y se me ha ocurrido que podria poner algun cachito y vosotras eliguierais cual os gustaria leer primero. Ponerme en un comentario si os apetece que publique otra historia y pondre los resumenes, comentad con vuestra opinion. Disfrutar y besitos :*
Gracias.

sábado, 17 de noviembre de 2012

CAPITULO 40



Había unos seis matones en los cuales se encontraba Alex con la pierna vendada:

- Que bonito- dijo con voz arrogante.

Alan se puso delante de mí:

- ¿Qué quieres?- le pregunto

- ¿Pues que va ser? A ti y a la chica.

- Ni lo sueñes.- le contesto Alan abrazándome.

- ¿Quien me lo va ha impedir?

Alex hacia que la rabia se apoderará de mi. Me adelante hacia delante.

- Yo –le dije decidida.

Comenzó a reírse en mi cara. Coloque mi mano en mi espalda y saque la pistola de mi pantalón. Cuando vio la pistola palideció pero se hizo el duro.

- ¿Qué, ya no te ríes tanto?- Le dije apuntándole justamente en el pecho.

- Sara no hagas una locura.- me susurro Alan.

- Alan ¿confías en mí?

- Si.

- No me vas a hacer nada- nos interrumpió Alex.

- Sabes perfectamente que si.

- Sara tengo una idea.-me susurro.

- Dime.

- Cuando diga ya, saltamos por el acantilado.

- ¿Estas loco?

- ¿Confías en mí?- me hizo la misma pregunta que le hice yo.

- Pues claro.

Volví mi atención a los matones. Ellos creían que no iba a disparar por lo tanto les pillaría por sorpresa. Podría herir a unos cuantos de ellos entre los cuales estaba Alex quería que se llevara su merecido.

Rápidamente dispare a algunos de los matones y deje a Alex el último al cual le di en el brazo:

- Te lo mereces- le grite.

Me gire y agarre de la mano a Alan:

- ¿Preparada?-me pregunto.

Mire bajo mis pies y vi como las olas arremetían contra el acantilado. El miedo se apodero de mis ojos:

- Estas conmigo tranquila. Uno, dos, ¡ya!

Saltamos los dos a la vez agarrados de la mano.

El agua choco contra nuestros cuerpos. Alan me arrastro bajo el agua hacia un hueco que había entre las rocas. Era de noche y el agua por lo tanto estaba muy fría.

-¿Estas bien?- me pregunto preocupado.

- Un poco emocionada pero creo que bien.-le respondí con un sonrisa.

- ¿Tenemos que esperar a que se vallan?

Oímos con dificultad el ruido de motores que se desvanecían.

- Vamos.- Alan me agarro la mano bajo el agua y me arrastro fuera del agujero.

- ¿Ahora a donde vamos?

- Tenemos que nadar hacia la orilla.

Comenzamos a nadar pero con las olas era difícil.  Llegamos con dificultad ya que el agua estaba fría y entumecía nuestros brazos y piernas.

Nos quedamos tumbados en la arena recuperando el aliento, pero rápidamente Alan me ayudó a levantarme.

Comenzamos a correr entre la gente que paseaba tranquila por el paseo marítimo. Nos miraban impresionados.

Llegamos al hotel y subimos corriendo a nuestra habitación. Cerró la habitación y se dirigió al baño. Yo me quede esperándole sin saber que hacer. Oí como hablaba por teléfono.

Volvió a la habitación frustrado y comenzó a meter en una mochila todas nuestras cosas:

- ¿Que vamos a hacer? –le pregunte confusa.

- Tú, irte a casa y yo huir.

- ¿Cómo?

- Lo que has oído, me he arriesgado mucho contigo.

- ¡Pero no puedes irte!- le grite notando las lagrimas salir por mis ojos.

- Sara es lo mejor.

Me agarro de la mano y salimos de la habitación. Bajamos las escaleras a toda velocidad y al llegar a la puerta del hotel para salir vimos como unos matones venían hacia el hotel:

- Mierda- dijimos los dos al unísono.

Volvimos por donde habíamos venido y nos dirigimos a la cocina del restaurante.

Esquivábamos a los cocineros que nos gritaban, llegamos a la puerta trasera y al salir encontramos a un chico esperando con un coche. Alan se acerco al chico:

- ¿Te importa dejárnoslo?

El chico negó pero Alan le saco del coche y se metió el diciéndome que subiera:

- Lo siento- le dije al chico mientras entraba en el coche.

Alan conducía a una velocidad tremenda. Salimos de la ciudad dirigiéndonos hacia un bosque. No quería hablar y tampoco quería que el recorrido que estábamos haciendo se acabara. Solo quería volver a unas horas antes cuando estábamos acurrucados en la cama viendo la tele.

Llegamos aun descampado donde había otro coche con las luces encendidas.

Alan se bajo y yo le seguí. Al ver quien nos esperaba me sorprendí mucho. Mario estaba apoyado en un hummer.

- Hola- le dije.

- Llévala a casa por favor y por ningún motivo la dejes meterse en líos. – mientras le entregaba mi bolso con mis pertenencias.

- No me pienso ir- dije decidida.

- Sara, por favor es por tu bien- me dijo agarrándome de los hombros.

- Me da lo mismo si me voy te vienes conmigo y si no me voy contigo- le dije mientras surcos de agua se formaban en mis mejillas.

- Sara, por favor te prometo que cuando acabe todo volveré a por ti.

Negué con la cabeza:

- No Alan por favor.

Oímos el ruido de un motor acercarse y Alan me beso con deseo, arrepentimiento, tristeza. Decididamente un beso de despedida.

- Mario llévatela.

- Te quiero- me susurro y note como algunas lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos.

Mario me cogió en hombros mientras yo forcejeaba para que me soltase. Le pegue puñetazos, patadas y se que le dolieron pero no me soltó. Gritaba el nombre de Alan mientras me alejaba de el hacia el coche. Mis llantos no cesaban.
 
Mario me metió en la parte trasera del coche y rápidamente arranco y comenzamos a alejarnos de aquel descampado donde deje a la persona que me había robado el corazón con tan solo su mirada y sus sonrisas.

Espero que os haya gustado se que os deje con la intriga jijijij Bueno ya llevamos nada mas ni nada menos que 40 capitulos!!!! Gracias a todas por comentar me haceis sonreir cada vez que leo vuestros comentarios. Besos a todas!!!

sábado, 10 de noviembre de 2012

CAPITULO 39



La noche fue perfecta y estábamos en el ascensor, bastante nerviosos los dos. Alan rompió el hielo justamente cuando llegamos a la puerta de la habitación:

- Si no quieres que ocurra nada no tiene porque ocurrir- me dijo.

- Yo no he dicho eso.

Le bese como nunca lo hice. Los besos fueron descendiendo por mi cuello. Donde sus labios me tocaban una llama recorría mi cuerpo.

Nuestras bocas se volvieron a unir como imanes que no pueden vivir el uno sin el otro. Nuestras leguas jugaban juntas en nuestras bocas. Alan de repente paro:

- ¿Qué sucede?- le mire extrañada.

El sonrió e hizo que me girase a contemplar la habitación. Este chico nunca iba dejar de asombrarme. La habitación estaba llena de pétalos de rosas y velas que alumbraba con su calido resplandor la habitación. Me gire y le dije:

- Te quiero.

- Y yo más.

Volvimos a unir nuestras bocas que se echaban en falta. Poco a poco fuimos deshaciéndonos de nuestras ropas hasta quedar en ropa interior. Alan me miro de arriba a bajo:

- Debería comprarte más ropa interior.- mientras sonreía.

Poco a poco nos fuimos tumbando en la cama. Recorrimos cada centímetro de nuestros cuerpos a besos. No quedo lugar sin ser besado antes de fundirnos en uno.

 

Poco a poco abrí mis ojos por la luz que se filtraba por la cortina. Una sonrisa apareció en mis labios al recordar lo ocurrido ayer. Tenía un hombro abrazándome. Hubiese pensado que todo había sido un sueño si no hubiese notado a Alan a mi lado y al observar la habitación vi que nuestras ropas estaban tiradas en el suelo. Me puse colorada al recordar todo. Me gire y me apoye sobre mi brazo.

Alan me estaba rodeando con un brazo. Estaba muy mono dormido. Le acaricie el pelo y poco a poco abrió los ojos:

- Buenos días amor- me dijo con una sonrisa.

- Buenos días.

- ¿Estas bien?- me pregunto preocupado.

- Mejor que bien- le conteste con una sonrisa.

Agarre la camisa de Alan que era la que tenia mas cerca y me la puse. Me levante y me dirige al baño.

Salí y mi móvil comenzó a sonar. Alan estaba tumbado sobre la cama observándome con una sonrisa:

- ¿Diga?- conteste al teléfono.

- ¿Qué tal anoche?- me asalto Rebeca.

Ya decía yo que Alan tenia que haber tenido ayuda para preparar todo. Me gire y le mire furiosa:

- Hola Rebeca.- le conteste.

Alan al oírme cogió sus pantalones y salio corriendo al baño.

- ¡Alan te vas a enterar!- le grite.

Volví me atención al teléfono:

- ¿Qué tal?- me pregunto.

- Muy bien ¿y tu?

- Genial estoy con Richard en mi luna de miel.

- Que bien.

- ¿Ha sucedido?

- ¿El que?- pregunte haciéndome la tonta.

- Lo que tú ya sabes, ¿si lo habéis hecho?

- ¿Hacer que?- intentando distráela.

- Sara deja de hacerte la tonta y contesta.

Suspire:

- Si.

Oí un grito al otro lado de la línea.

- ¿Rebeca te pasa algo?

- ¿Como fue? – me pregunto emocionada.

- ¿En serio me estas preguntando sobre ello?

- Si, quiero saberlo.

- ¿Yo te he preguntado como fue con Richard?

- No, pero si quieres te lo cuento con todo detalle- me contesto tranquila.

- No déjalo. Estuvo muy bien ¿contenta?

- ¿Fue bueno contigo?

- Que si pesada. Ya hablaremos ¿vale? un beso.

- Vale, vale. Pero que sepas que no te libras de contármelo.

- Ya lo se- le conteste.

Deje el teléfono en la mesa y me gire. Alan me estaba mirando sonriente:

- ¿Con que ha estado muy bien?

- No lo voy a negar. ¿Cómo se te ocurre contárselo a Rebeca?

- No se lo he contado, solo le pedí ayuda con la talla de la ropa y los zapatos.

Me crucé de brazos enfadada.

- Te queda bien mi camisa- me dijo mientras se acercaba sonriendo.

Me abrazo:

- No te enfades necesitaba ayuda- me puso carita de cachorrito.

Me beso el cuello ya que sabía que era mi punto débil. Nuestros labios se volvieron a unir. Tocaron la puerta. Alan se dirigió a abrir y yo mientras recogía nuestras ropas que estaba tirada en el suelo.

Era el servicio que nos traía la comida. Nos habíamos quedado dormido mucho tiempo ya eran las cuatro de la tarde.

Comimos y nos sentamos abrazados a ver la tele. Ya eran la 6 y comenzaba a atardecer:

- ¿Te apetece salir a dar una vuelta?

- Claro.

Nos levantamos y nos vestimos. Yo agarre las pistolas y no se por que pero tenia un presentimiento raro. Agarre mi móvil y mis gafas de sol.

Salimos juntos del hotel. Me rodeo con su brazo los hombros. Y nos dirigimos a su coche. Comenzó a conducir. No hablábamos pero nos lanzábamos miradas y sonrisas.

Comenzó a adentrarse en un bosque hasta llegar a un acantilado. Paro y nos bajamos. Era precioso se veía el atardecer reflejado en el agua. Se oían como las olas chocaban contra el acantilado:

- Es precioso -le dije.

- Como tu- me contesto

Le sonreí y nos sentamos juntos. Enfrente de aquel maravilloso paisaje. Saque mi teléfono:

- Hay que recordar este momento.- Le sonreí.

Posamos juntos pero justo cuando fui a dar a la foto Alan me agarro y me beso. La imagen era preciosa. Nos hicimos más fotos juntos.

Acabamos sentados abrazados mirándonos fijamente a los ojos. No necesitábamos palabras. Estábamos cómodos en silencio.

De repente oímos como alguien aplaudía detrás de nosotros. Rápidamente nos pusimos de pie y nos giramos. Nos quedamos helados.
 
P.D: Se que es corto, y lo siento. Pero es que viene lo mas intenso y no quiero destapar la sorpresa. Besos a tod@s y comentad. Gracias
Firmado: Sarus

jueves, 1 de noviembre de 2012

CAPITULO 38



Me levante por la luz que entraba por la ventana. Me gire y vi que Alan no estaba a mi lado. De repente le vi salir de la ducha secándose el pelo con una toalla:

- ¿Qué tal has dormido?- me pregunto mientras me besaba la frente.

- Muy bien ¿y tu?

- De maravilla.-me contesto con una sonrisa.- ¿Bajamos a desayunar?

Le mire confusa:

- ¿A menos que quieras que baje desnuda?

- Bajo a comprarte ropa y ahora vuelvo, aunque sabes que a mi no me importa.

- Imbécil- le dije con una sonrisa.

Salio de la habitación.

Mi móvil comenzó a sonar mientras cogía una manzana que había en una mesa:

- ¿Diga?- pregunte mientras mordía la manzana.

- ¡¿donde narices te has metido?!

Me atragante con la manzana y comencé a toser:

- Mama, lo siento por no haberte llamado.

Se relajo:

- ¿Estas bien?

- Si mama.

- ¿Dónde estas?

- Mmmm…- no sabia que contestarle.

- Sara, soy tu madre a si que no me mientas.

- Vale estoy con Alan.

- De acuerdo cuídate y usar protección.

- ¡Mama!- le grite poniéndome colorada.

- ¿Qué? No me digas que estando solos no vais a llegar a hacer nada.

- Pues de momento no ha pasado nada.

- Solo te aviso.

- Vale mama, te quiero.

- Y yo también hija.

Vi a Alan parado en la puerta observándome:

-¿A quien quieres?

- A mi madre -le dije sacándole la lengua.

- ¿Y a mi?

- No se últimamente estoy dudando por tus acciones.

- Tranquila hoy recuperaras la confianza.- me sonrió- toma te he comprado algo.- mientras me entregaba las bolsas.

Abrí la bolsa y saque una camiseta blanca con letras en negro, unos pantalones cortos junto con un biquini rosa:

- ¿Vamos a ir a la playa?- pregunte sonriendo.

- Puede…- me contesto mientras se reía.

Vi que había otra bolsa más:

- ¿Y esto?- le pregunte confundida.

Se toco el pelo nervioso:

- Lo puedes abrir ahora o en otro momento, pero prefiero que lo habrás después.

- Bueno vale me voy a vestir.- le conteste, aunque tenia curiosidad.

Me puse mi ropa y unas gafas de sol.

 

Salimos de la habitación cogidos de la mano. Comimos en el restaurante del hotel.

Caminamos sonriéndonos el uno al otro por el paseo marítimo. Fuimos a la playa, el agua era cristalina y tenía unas ganas enormes de meterme, pero Alan no quería:

- Por favor Alan métete.- le intentaba convencer.

- No, métete tú que yo me quedo aquí.

Como no me hacia caso, me acerque a la orilla y di una patada en el agua, mojándole. Alan se giro, mojado con la boca abierta:

- ¡Sara! ¿No sabes donde te has metido?

- A si, ¿Qué me vas a hacer?- le dije provocándole.

De repente se lanzo contra mí, pegue un grito por el susto y salí corriendo con el pisándome los talones.

- ¡Te vas a enterar!- me gritaba.

-¡Cuando consigas alcanzarme!- le contestaba yo mientras me reía.

Me gire para ver si me seguía pero no estaba. Me asuste y comencé a gritar su nombre.

De repente unos brazos me rodearon cargándome sobre su hombro. Se dirigió al agua y yo gritaba como loca:

- ¿Con que no te iba a pillar?

- Por favor Alan bájame- le suplicaba.

- De eso nada.

Y me lanzo al agua. El agua estaba fría y hizo que me sorprendiera. Salí a la superficie jadeando y Alan se estaba riendo:

- Me las vas a pagar- dije sonriendo.

Me lance contra el haciéndole una aguadilla. Se hundió en el agua, pero me cogió de las piernas y yo también caí.

Salimos los dos a la superficie:

- Eres idiota- le dije.

- Si has empezado tú.

Me gire dándole la espalda haciendo como que estaba enfadada:

Me abrazo:

- Se que no estas enfadada.

Me gire sorprendida:

- ¿Cómo lo sabes?

- Aunque no lo creas te conozco mucho.

- Y yo a ti.- le di mejor sonrisa.

Poco a poco me acerque para besarle pero en vez de juntar nuestros labios le empuje haciéndole caer al agua mientras me reía. Salio a la superficie:

- Vale me has ganado, pero aun quiero mi beso.

- Vale.

Nos acercamos hasta que nuestros labios encajaron perfectamente. Nunca me cansaría de besarle. Sus labios me volvían loca no lo iba negar, pero mas con la dulzura que me trataba.

 

Pasamos el día en la playa entre caricias y besos, como una pareja cosa que al pensarlo me hacia sonreír.

Al llegar al hotel Alan me dijo que subiera sola que ahora me alcanzaba el.

Subí en el ascensor sin parar de sonreír. Pensar en Alan hacia que una sonrisa se posara en mis labios.

Entre a la habitación y me dirige a la ducha. El agua caliente relajo todos mis músculos. Oí como alguien abría la puerta de la habitación.

- ¿Alan?- grite desde la ducha.

- Si- me contesto de fuera.

Termine de ducharme y salí a la habitación envuelta en una toalla. No había nadie me acerque a la cama y me tape la boca al ver lo que encontré, un vestido negro en la cama con todo lo necesario.

Era sencillo pero bonito. Era un precioso vestido negro entubado con una manga, bueno si se le puede llamar manga porque esta cortada. Unos zapatos negros de tacón e incluso maquillaje.   Vi una nota sobre la cama:

`` Arréglate y sal afuera. Utiliza también si quieres lo que hay en la bolsa. Te quiere. Alan ´´

Agarre la bolsa que Alan me trajo esta mañana. La abrí y al ver el contenido rápidamente mis mejillas se pusieron rojas como tomates ¿Como se le ocurría? En la bolsa había un precioso conjunto de ropa interior de encaje negro. Esto significaba que algo iba a ocurrir esta noche. Me senté en el suelo apoyando mi cabeza sobre mis rodillas. ¿Estaba preparada? Esa pregunta rondaba en estos momentos mi cabeza.

-Claro que lo estaba, me dije a mi misma, quería que Alan fuera el primero.

Me levante decidida y cogí todo para dirigirme al baño. Me puse el conjunto de encaje, que por cierto no me quedaba mal. Me puse el vestido sobre el conjunto y me arregle.

Salí decidida por la puerta y a mis pies encontré un camino de pétalos de rosas. Comencé a seguirlo con una sonrisa en el rostro hasta llegar a una mesa del restaurante del hotel. Alan estaba esperando en la mesa. Estaba nervioso dando vueltas de un lado para otro. Me aliviaba pensar que no era la única.

- Alan. –le llame.

Se giro y me miro de arriba a bajo para después acercarse y darme un beso fugaz.

- Pensé que no vendrías- me dijo mientras echaba la silla para que me sentase.

- ¿Por qué pensaste eso?- dije mientras me sentaba.

El rodeo la mesa hasta su lugar llamo al camarero y hablo con el.

- Porque pensé que quizás te sigo pareciendo un imbécil- dijo sonriendo.

- Pero un imbécil que me gusta- le conteste lo que me dijo la última noche que estuvimos juntos.

Cenamos entre risas y miradas. Al terminar de comer Alan me agarro de la mano y comenzamos a bailar pegados:

- Bailas bien- le dije sorprendida.

- Ser de una familia adinerada te hace aprender cosas- me dijo sonriendo.
 
Vestido de cena

P.D: Podeis contactar conmigo atraves de Twitter. Seguirme y os sigo!! @SarayEyf

sábado, 27 de octubre de 2012

CAPITULO 37


Dos días después…

Los días pasaban y todo era igual. Los matones se turnaban para vigilarme. La herida del labio ya había cicatrizado.

Era de noche y uno de los matones se fue y me quede por primera vez sola con Alex.

Me tapo la boca con celo y me quito de la silla. Estaba sonriendo todo el rato y no sabia por que. Me llevo en brazos al sofá y me tumbo.

- La parte divertida empieza ahora.

Al saber de lo que hablaba comencé a moverme para que no me tocase. Se tumbo encima mía y comenzó a besarme el cuello. No podía gritar ni hacer nada. La impotencia comenzó a salir en forma de lágrimas de mis ojos.

- No llores si solo va a ser un momento.

Y comenzó a quitarme la camiseta.

La puerta se abrió de golpe y Alan agarro a Alex quitándole de encima de mí, le tiro contra el suelo y comenzó a pegarle.

Intente gritar para que me oyera aun con el celo. Se giro y me miro furioso. Me desato y me quito el celo de la boca:

- Au- grite

- Lo siento.

Me coloque la camiseta y me acerque a Alex que estaba en el suelo golpeado.

- Te dije que no te librarías.

Nadie se dio cuenta de que llevaba las pistolas metidas en el pantalón. Me limpie las lágrimas. Saque una de ellas y me miro atónito:

- Vas a sentir lo que yo acabo de sentir.- Y le dispare a la pierna, no me sentía capaz de matarlo.

Alan me agarro de la mano y salimos corriendo. Me monte en su coche y salimos pitando de ahí.

En todo el trayecto no hablamos nada. Llegamos a un hotel y alquilamos una habitación. No quería hablar con el. Entre en la habitación. Era sencilla con una cama de matrimonio y un baño. Había un ventanal que daba a la playa, era precioso. Me iba a meter a duchar:

- Toma- me dio una camisa.

- Gracias- le dije sin ganas.

Llevaba cuatro días sin ducharme y después de lo que acababa de suceder me sentía sucia. Tenía algunos moratones en el cuerpo por el forcejeo contra Alex. Las muñecas y los tobillos con marcas de las cuerdas. Me metí en la ducha y mientras me duchaba lágrimas caían por mis ojos.

Me puse la camisa que me quedaba por encima de las rodillas y salí.

No mire a Alan y me senté en la cama. El se metió en la ducha.

Estaba enfadadísima con el, así que cogí su almohada y una manta y se las tendí en el suelo.

Me senté en la cama y comencé a ver la tele. Alan salio del baño y miro hacia el suelo.

- ¿Y eso?

- Tu cama.- dije mientras apagaba la tele y me tumbaba.

- ¿Por qué? – me pregunto.

- Porque no pienso dormir con un imbécil.

- Venga Sara ¿déjame dormir contigo?

- No, estoy muy cabreada contigo.

Me gire y le mire. Tan solo llevaba unos pantalones cortos. Me mordí el labio y volví a girarme dándole la espalda.

De repente tenía a Alan sobre mí agarrándome las manos.

- ¿Me perdonas?

Negué con la cabeza:

- ¿Y si te doy esto?- mientras me daba un beso en la mejilla.

Negué intentando contener una sonrisa:

- ¿Y aquí?- después de darme un beso en la comisura de los labios.

Volví a negar.

- A la tercera va la vencida.

Y me beso tiernamente en los labios.

- ¿Y ahora me perdonas?

- No vale persuadir- dije mientras sonreía.

En un momento de distracción Alan me soltó la mano y yo me monte encima, le pellizque.

- ¿Pero que haces?

- Darte tu merecido- dije riéndome.

- De eso nada.

Nos dimos la vuelta y el acabo encima de mí. Comenzó a hacerme cosquillas.

- Alan, para- intentaba decir entre mis risas.

Como veía que no paraba le bese. Se distrajo besándome y yo le empuje haciendo que se cayera de la cama. Comencé a reírme. Me asome y le vi tirado en el suelo mirándome confundido. Le sonreí:

- Esto te pasa por no hacerme caso.

Me baje de la cama y le ayude a levantarse pero tiro de mi y me caí encima de el. Me beso dulcemente. Nos separamos por falta de aire:

- Alan quiero intentar dormir porque llevo cuatro días durmiendo en una silla.

- Es verdad lo siento.

Se levanto y  me ayudo a levantarme.

Me metí en la cama y cerré los ojos. Sentí como Alan me rodeaba con sus brazos y decía:

- Ven aquí.

Empezó a entrarme el sueño.

Comencé a tener un sueño. Volvía a estar atada de pies y manos y Alex intentaba volver a violarme.

Me levante sobresaltada. Estaba sudando y llorando. Mire a Alan y seguía dormido. Eran las 5 de la mañana no creo que volviera a tener sueño. Me levante con cuidado y me dirigí al baño. Me moje la cara y el cuello para relajarme. Después de esto me dirigí a la terraza que daba a la playa.

Comencé a mirar el mar y las pocas estrellas que quedaban en el cielo que empezaba a clarear. Pensar en la sensación de impotencia que acababa de volver a sentir me hizo comenzar a sollozar.

De ser la nueva en el instituto y de no conocer a nadie a que me conozca todo el mundo, de estar sola a enamorarme, de que me rompan el corazón y de ser perseguida por delincuentes. Mi vida había dado un giro de 180 grados, de ser la chica dulce y divertida a ser una chica fuerte aunque débil. Estaba confundida no sabia que hacer. Y lo de Alan era el colmo me dejaba y le perdonaba cada dos por tres.

Unos brazos fuertes me rodearon:

- ¿Por qué no estas en la cama?

- No podía dormir.

- Tienes que dormir algo.- mientras me besaba la cabeza.

- Pero es que no pue…-no me dejo terminar porque me había cogido en brazos.

- Alan, bájame- mientras nos dirigíamos a la cama.

- De eso nada, tienes que dormir porque hoy haremos algo que te va a gustar.

- ¿Si, y que es?

- Pues no te lo voy a decir.

Me dejo en la cama y me tapo con las sabanas. Se tumbo a mi lado y me abrazo:

- Venga duerme un poco.- me beso la frente.

Apoye mi cabeza en su pecho y mientras el me acariciaba. Sin previo aviso el sueño comenzó a apoderarse de mí.

¿Que te parece la historia?