viernes, 28 de septiembre de 2012

CAPITULO 33


CAPITULO 33

En la limusina no paramos de hacer bromas. Pero cuando sentí que la limusina se paraba me puse nerviosa.

- Tranquila estas con nosotros- me intento tranquilizar Manuel.

Mario me cogió la mano:

- No te sueltes de mi mano y todo estará bien. Y sonríe todo lo que puedas- mientras me sonreía con una sonrisa preciosa.

Asentí mientras sonreía. La puerta se abrió y Mario bajo primero tirando de mi. A mis pies se extendía una alfombra roja con un montón de gente haciendo fotos y fans gritando, estaban retenidas por vallas.

Mario se acerco a mi oído:

- Vamos- y se acerco al centro de la alfombra.

- Posa. -Mientras se reía.

Me rodeo con el brazo la cintura y yo apoye mi brazo en su hombro.

Los flashes de las cámaras comenzaron a dispararse rápidamente. Me estaba quedando ciega. Me acerque al oído de Mario y le susurre:

- Después de esto nunca más podré ver.- y comenzó a reírse.

Nos acercamos a unas fans que le pedían autógrafos y el mientras firmaba y dedicaba, yo sonreía hasta que una chica me llamo:

- Sara, cantas genial

- Em gracias.- dije confundida entonces me acorde lo que dijo Lucas.

- ¿Me puedes firmar un autógrafo?

- Si- me dio una foto mía cantando.

- ¿De donde has sacado la foto?

- Los fotógrafos te las tomaron en una boda.

- ¿Cómo te llamas?

- Sandra.

Le firme la foto con esta dedicatoria``Para Sandra con cariño de Sara´´ y se la entregué.

- Gracias ¿nos podemos hacer una foto?

- Claro.

Me puse al lado de la chica y nos hicimos una foto.

- Gracias -me dijo.

- El placer es mío- le sonreía.

Mario me llamo así que me despedí de ella. Agarre la mano de Mario que me arrastro hasta donde estaban unos periodistas:

- ¿Sara que se siente al saber que te estas convirtiendo en famosa?

Sonreí- Aun lo estoy asimilando.

- ¿Mario donde la conociste?

Mario me miro y sonrió:

- Casualidades de la vida.

- ¿Hay algo entre vosotros?

De repente Manuel vino y tiro de mí, pero pude oír como Mario decía:

- De momento no, pero me gustaría.

¡No podía ser! Debía de haber oído mal.

Manuel me llevo a una pared forrada donde hacían fotos, rápidamente Mario se nos unió y yo quede entre los dos.

Entramos en una sala llena de gente famosa y comenzaron a entregar los premios. Mario gano tres premios: A mejor cantante juvenil masculino (lo que me hizo reír) al chico mas solidario por sus donaciones y al joven mejor vestido.

Siguieron entregando premios:

- Al record de visitas en Internet en el menor tiempo: Sara Gómez.

Todo el mundo se giro a verme. Tímidamente me levante y subí al escenario donde un chico joven me entregó el premio:

- No se que decir- era la verdad- me ha pillado por sorpresa- y me reí- Quiero dar las gracias a Mario que ha sido el que mas me ha apoyado para cumplir mi sueño y a la gente que me ha visitado en Internet. Muchas gracias a todos.

Baje y Mario y Manuel me abrazaron.

Mario subió al escenario y comenzó a tocar la preciosa melodía del piano mientras cantaba. Yo estaba bailando con Manuel que no paraba de hacerme reír. Pero algo en la canción llamo mi atención ``Te conocí bajo la lluvia mojada y desilusionada. Ahí me robaste el corazón.´´ Comencé a analizar la canción y me di cuenta que describía el día que me conoció y todo lo que sucedió, ¿era una coincidencia? No lo sabia pero al terminar la canción dijo `` te quiero´´

Manuel me miro:

- ¿Te has dado cuenta al fin?

Eso me lo confirmó. No sabía que hacer. Deje de bailar y me senté en nuestra mesa me quede absorta en mis pensamientos. Era mi amigo y le quería pero no sabia si de la forma que el quiere. Quiero a Alan y también que vuelva. Había sido el único que me hacia sentir mariposas en el estomago. Pero no quería perder a Mario había sido el mejor apoyo que he tenido en estos momentos tan difíciles que he pasado.

No hable en toda la noche y en la limusina estuve todo el rato mirando por la ventana. Al llegar a la casa de Mario (me quedaba a dormir ahí) subí las escaleras corriendo y me metí en mi habitación.

Estaba nerviosa y no paraba de dar vueltas por la habitación, necesitaba relajarme de alguna forma.

Menos mal que siempre llevaba un chándal conmigo. Me lo puse y baje a bajo con cuidado porque no quería encontrarme ahora mismo con Mario. Le pregunte a una de las asistentas donde estaba el gimnasio y me lo indico.

Era un gimnasio enorme con todo tipo de material. Comencé a buscar un saco de boxeo.

Lo encontré en una esquina alejado de todo. Me acerque y comencé a golpearlo para relajarme, y no solo con los puños sino que los alterne con patadas.

De repente sonó mi teléfono:

- ¿Diga?

- Hola Sara soy Cristina.

- ¿Qué pasa Cristina?

- Se donde esta Alan.

- ¿En serio?

- Si, esta viviendo en un piso alejado de la ciudad.

- Dame la dirección.

Me la dicto y yo la apunte en el móvil.

- Gracias Cristina.

- De nada y suerte.

Subí a mi habitación corriendo y me cambie de ropa. Necesitaba llegar como sea.

Mientras bajaba las escaleras acalorada me choque con Mario:

- Perdón – y continué bajando las escaleras.

Mario me alcanzo:

- ¿A donde vas? Es muy tarde

- Tengo algo muy importante que hacer.

- Oye lo de antes…

- No pasa nada después hablamos sobre ello.- Le sonrei y le di un beso en la mejilla.

- ¿Vas a volver?- me pregunto preocupado.

- Si pero no se a que hora. ¿Tienes moto?

- Si ¿por que?

- La necesito ¿me la puedes prestar?

- ¿La sabes conducir?

- Si pero no me gusta mucho.

Busco en sus bolsillos y me lanzo las llaves.

- Ten cuidado.

- Gracias

sábado, 22 de septiembre de 2012

CAPITULO 32


Siento no haber publicado antes pero con el comienzo de las clases se me ha olvidado. He visto que nadie me quiere ayudar con mi reti :( pero bueno. Cada vez queda menos para el final y voy a hacer una segunda temporada, ¿que os parece? Comentar ;) Besos.
Firmado: Sarus
 
CAPITULO 32

De camino a mi casa…

Estaba mirando por la ventana distraída.

- Sara- me llamo Mario.

- Dime.

- Mañana es la entrega de premios.

Le mire sorprendida.

- Hicimos un trato recuérdalo.

- Si pero no tan pronto.

Ya habíamos llegado a casa y vi que mis padres habían vuelto.

- Mañana por la tarde vengo a recogerte.

- Pero no tengo nada.

- tranquila no pienses en eso solo descansa.

- vale mañana te veo- le di un beso en la mejilla.

Baje del coche y entre a casa corriendo a saludar a mis padres.

Me encerré en mi habitación y comencé a pensar en Alan. Mi madre vino y se sentó a mi lado en la cama:

- ¿Qué es lo que ha pasado?

Le conté todo lo que paso con Alan.

- Hija si ese es tu chico el destino lo volverá a hacer aparecer en tu vida.

Mi madre me decía lo mismo que mi abuela.

- Mama, ¿alguna vez la abuela te dijo eso?

- Si, cuando salía con tu padre tuvimos una fuerte discusión y me dijo que si el era mi hombre ideal nos uniría el destino y ya ves si tenia razón.- mientras se reía.

Genial, mi abuela me dijo lo mismo.

Mi madre se fue y tenía ganas de practicar defensa, no me preguntéis porque pero tenía ganas, así que fui a donde mi padre:

- Papa, hace tiempo que no practicamos defensa.

Me miro extrañado:

- Estoy cansado.

Quería picarle para que aceptara:

- Claro-con ironía- lo que pasa es que sabes que te puedo ganar.

Dejo el periódico que estaba leyendo y se levanto.

- Bien- dije por lo bajo.

Nunca os dije como eran mis padres y ya es hora.

Mi madre es alta y delgada, tiene el pelo muy negro y los ojos de un marrón chocolate. Conoció a mi padre hace mucho y se quieren con locura, no dejan que el amor que sentían al principio se apague, lo mantienen vivo con cada palabra, con cada gesto. Eso me encantaba y esperaba encontrar un amor como el suyo.

Mi padre a primera vista imponía. Alto pelo negro ojos verdes y algo musculoso. Empresario en la empresa más conocida del mundo, la empresa del padre de Alan. Siempre fui su niña. Me enseño a defenderme desde muy pequeña, para que nunca me hicieran daño. Parecía un tipo duro pero era muy cariñoso.

Salimos al jardín y empezamos a lanzarnos golpes. Mi padre intentaba darme pero conseguía esquivar los golpes y eso me hacia reír. Siempre dijo que podía ser una buena policía con mis reflejos y mi puntería. En un momento de despiste de mi padre le agarre del brazo y se lo torcí por la espalda sin hacerle daño. Le di una pequeña patada por la zona de las rodillas, para que quedara de rodillas:

- ¿Te rindes?- le pregunte mientras me reía y el también.

- Vale me has ganado.-

Y nos fuimos a cenar.

 

Al día siguiente….

Me aburría mucho en casa y no tenia nada que hacer. Así que decidí salir a dar un paseo.

Me entro sed así que entre aun bar a tomar una coca cola. Me senté en una mesa y comencé a analizar cualquier cosa que me pasase por la cabeza, pero sobre todo, Alan. Esa sonrisa que me volvía loca y esos ojos verdes en los que me perdía. Mis pensamientos fueron interrumpidos por una chica rubia que se sentó en frente mía. Me resultaba familiar.

- Hola soy Cristina.

- Hola soy Sara.

- Se quien eres me han hablado mucho de ti.

- ¿En serio? ¿Quién?

- Alan…

Caí en la cuenta de que me sonaba, era la chica que beso a Alan en las escaleras de su casa.

- Mira no paso nada entre Alan y yo y se que te quiere muchísimo y por culpa de ello se ha metido en problemas.

- ¿Y por que te tengo que creer?

- Porque si no me importara no habría entrado ha este bar para contártelo.

Tenía razón así que asentí para que continuara.

- Alan cuando dijiste que necesitabas pensarlo empezó a emborracharse y a no saber lo que hacer. En uno de estos días estaba conmigo contándome que necesitaba 20.000 euros para hacer algo. Mi padre estaba ahí y no es precisamente que sea de confianza, pertenece a una mafia, aunque odie lo que hace es mi padre. Mi padre le dijo que le tenia que devolver el dinero en dos semanas o que lo pagara con su vida o con la de alguien que le importase- mi boca se me cayo literalmente- Han pasado las dos semanas y le están buscando. Y lo del beso es que Alan se paso toda la noche llorando y quería aparentar lo que no era, me daba pena.

- Imbécil, ¿se puede saber para que quería el dinero?

- Por tu cumpleaños te iba a regalar un apartamento en el que iba a vivir contigo.

Se me cayó el alma a los pies y comencé a llorar. Cristina me abrazo.

- No llores, he intentado convencer a mi padre pero no razona.

- Imbécil ¿pero como se lo ocurre?, su padre le podía haber dado el dinero- mientras lloraba.

- Estaba borracho y firmo un pacto con el diablo sin darse cuenta.

Le mire a los ojos:

- ¿Por qué hablas de tu padre así?

- Porque es la verdad, no me voy a engañar, es mi padre pero no me gusta lo que hace.

- ¿Me podrías llevar a donde tu padre?

- Claro, te doy mi número y cuando puedas me llamas.

- ¿No me ira a hacer nada?

- No tranquila le prometí a Alan que cuidaría de ti. Tengo cosas suficientes como para meter a mi padre en la cárcel si te hace algo.

- Gracias Cristina, no se que hubiese hecho sin ti.

- De nada. Cuando puedas me llamas.

Salimos del bar y cada una se fue por donde vino. Llegué a la puerta de mi casa y ahí encontré a Mario esperándome. Me monte el coche. No tardamos mucho en llegar a su casa.

- En la habitación donde estuviste está todo.

- Vale – le sonreí mientras subía las escaleras.

Entre en la habitación y encontré el vestido que me probé colgado con sus zapatos:

- Increíble.- fue lo único que pude decir.

Me puse el vestido con los tacones y me recogí el pelo por los lados con orquillas. Me puse pintalabios rojos y me perfile los ojos haciendo que resaltara y llamaran la atención. Colorete rosa y lista.

Salí de la habitación y me choque con Manuel que iba arreglándose la corbata.

- ¡OAU, una diosa griega!

- Gracias- dije mientras me reía.

- ¿Sabes lo que te falta?

- ¿El que?- le dije mientras me miraba preocupada.

Se acerco a un jarrón con flores y corto una rosa blanca. Se acerco a mi lado y me la coloco encima de la oreja.

- Perfecta, ¿nos vamos?- mientras me tendía la mano.

- Si, señor- mientras le agarraba el brazo y me entraba la risa.

Bajamos las escaleras, entre risas hasta ver a Mario al final de esta hablando con Raúl. Estaba guapísimo, llevaba el pelo negro algo alborotado. Estaba vestido de traje, sin corbata y con los botones superiores de la camisa abiertos.

Se giro y me miro. Yo le sonreí y termine de bajar las escaleras para llegar a su lado.

- Estas preciosa.- Me dijo mientras salíamos hacia la limusina.

- Gracias, tu tampoco estas mal- dije riendo.
 
Vestido de gala.
 

martes, 11 de septiembre de 2012



CAPITULO 31

 
La boda estuvo genial. Habían creado un escenario para las actuaciones y me tocaba salir a mí. Salí corriendo a la habitación donde tenía mi ropa. Y me cambie me puse una falda negra con flecos y una camiseta blanca de tirante. Me quite la coleta y me removí un poco el pelo. Me puse mis tacones negros y volví corriendo. Cuando llegué mis amigos ya estaban en el escenario.

- Suerte tu puedes- me dijo Mario que estaba con Manuel y Raúl el manager.

Subí al escenario.

- Nosotros podemos. –Nos dije a todos.

Me acerque al encargado de la música:

-  Call my name de Cheryl Cole.

Las chicas estábamos de espalda al público mirando a los chicos:

- Respira hondo- me animo David.

En cuanto sonó la música esa energía volvió a inundarme y comencé a bailar y a cantar con energía.

Ver a la gente sonreír, bailar y aplaudir me inundaba de felicidad.

Comencé a pasear mi mirada por el público. Vi a Rebeca muy acaramelada con su marido, a Lara ligando con uno, a Mario sonriéndome, ¿y el estaba aquí? me estaba mirando sonriendo como si no hubiera pasado nada.

Cuando acabo la canción todo el mundo comenzó a aplaudir incluido el. Baje corriendo del escenario para llegar hasta el. Pero cuando llegué no estaba. Estaba sufriendo alucinaciones. Me tenía que volver a cambiar para la fiesta. Subí a mi habitación y me cambie poniéndome mí vestido de dama de nuevo y mi coleta con la flor. Me senté en la cama y unas lagrimas comenzaron a descender por mis mejillas, se veía tan real.

En ese momento la puerta se abrió y entro alguien cerrándola detrás de el con llave. Cuando subí la mirada era el que me miraba con ojos tristes. Se acerco a mí y me abrazo. Ese momento de nostalgia al oler su colonia, el sentirme de nuevo en sus brazos. Me separe de el:

- ¿Por qué?- le pregunte.

- Es lo mejor para protegerte a ti y a mi familia sois lo que mas me importa y no quiero que os hagan daño.

- ¿Quiénes?

- No puedo decirlo. Me tengo que ir, alejarme.

- No, Alan por favor no…

No me dejo terminar porque junto sus labios contra los míos agarrándome del cuello para acercarme a el y con otra mano de la cintura. No quedaba ni un centímetro de separación entre nosotros, cuerpo contra cuerpo, amor con amor. Sentía esas mariposas en el estomago y la corriente eléctrica donde estaban sus manos. A pesar de todo le seguía queriendo. El beso era dulce y pasional a la vez, un beso de despedida. Al pensar eso unas lágrimas comenzaron a descender por mis ojos cerrados. Se separo de mí y se acerco a mi oído:

- Te quiero Sara, me has hechizado.

Y se fue, desapareció de nuevo. No quería abrir los ojos, quería pensar que todavía le tenía pegado a mi, no quería sentir ese vació de nuevo. Abrí los ojos y efectivamente estaba sola parada en medio de una enorme habitación llorando. Pero no le iba a dejar irse por mí, iba a hacer que volviera como fuera. Me limpie las lágrimas y me arregle el maquillaje. Coloque una sonrisa falsa en mis labios y baje a la carpa donde estaban celebrando una fiesta.

 

Me senté en la barra del bar mientras veía como todo el mundo bailaba. Mario se acerco:

- ¿Qué pasa?

- Nada- le conteste sin ganas. El sabía que me pasaba algo pero vio que no quería hablar del tema.

- Mi manager os va a hacer un contrato discográfico.

- ¿En serio?- esto me pillo por sorpresa.

Asintió con la cabeza.

- Gracias.

El DJ dijo:

- Y ahora un baile sorpresa.

La pista se vació y en el centro quedo la novia.

- Sara, ven- me gritaba Rebeca.

No me apetecía pero no tenía otro remedio.

Me puse a su derecha y Lara a su izquierda. Cuando comenzó la música Rebeca comenzó a bailar sexymente y nosotras también para provocar a Richard. Los chicos nos miraban con la boca abierta y a mi me entro la risa mientras bailaba al imaginarme la situación.

Cuando terminamos Rebeca se lanzo a los brazos de Richard y yo y Lara comenzamos a reírnos. Varios chicos se acercaron a nosotras pero los deje con Lara.

Mario se subió al escenario para cantar la canción que bailarían los novios.

Era una melodía dulce y acogedora y su voz era dulce y especial. Le sonreí desde la pista de baile y el me respondió con otra sonrisa.

Lucas se acerco a mí:

- ¿Quieres bailar?- me tendió la mano

Le mire extrañada:

- Solo quiero hablar.

Le agarre la mano. Me agarré de su cuello y el mi cintura y comenzamos a bailar.

- He visto a Alan. ¿Estas bien?

Negué con la cabeza conteniendo las lágrimas.

- Felicidades.

Le mire confundida:

- El contrato discográfico.

- ¿Como te has enterado?

- Se podría decir que al estar aquí Mario había fotógrafos y cámaras. Te han grabado y colgado en varias páginas de revistas como la nueva estrella del pop.

- Genial.

- Sara se que lo nuestro no fue bien pero quiero que entre nosotros no haya una relación de rencor. ¿Amigos?

- Amigos- sonreí.

Empezó a darme vueltas mientras hacia caras rara.

- ¿Que haces?- le pregunte mientras reía.

- Hacerte sonreír.

- Pues lo has conseguido- mientras me reía.

Nos sentamos en la barra del bar a beber algo. Mario termino de cantar y todo el mundo aplaudió. Mario se dirigió hacia nosotros:

- Lucas te presento a Mario.

Se tendieron la mano.

- Encantado.

Comenzamos a hablar los tres y consiguieron alegrarme el día.
                                                            
                                                              Traje de actuacion.
Queria deciros que si veis el video de la cancion de la actuacion podreis ver como serian los pasos del baile.

jueves, 6 de septiembre de 2012

CAPITULO 29 Y CAPITULO 30.
Hoy es un dia especial para mi porque es mi cumple por lo tanto voy a colgar dos capitulos. Jejeje. Espero que os gusten. Un beso.
Firmado: Sarus.


CAPITULO 29

Entramos en la casa y varios empleados vinieron a felicitarme. En ese momento apareció Manuel acompañado de un hombre de unos 30 años, pelo negro y ojos igual y una sonrisa de escándalo.

- Sara te presento a mi manager Raúl.

Le tendí la mano:

- Encantada.

- El placer es mió. Tienes mucho talento.

- Gracias.

- ¿te apetece dedicarte a esto?

- Si.

- Me gustaría verte en acción.

- La semana que viene voy a cantar en una boda a la que Mario asistirá.

- Ahí estaré.- me sonrió y se fue.

Manuel se acerco y me cogió empezó a girar conmigo:

- ¡Pequeñaja porque no me dijiste que tenias un talento oculto bueno dos si añadimos bailar!

- No me lo preguntaste y me daba vergüenza.-le conteste mientras me bajaba de sus brazos.

Manuel era el hermano de Alan y le había cogido mucho cariño, tanto que casi parecía mi hermano mayor.

Nos dirigimos a la sala de estar y vi un piano de cola precioso de color blanco. Me acerque al piano y lo toque era suave y liso:

- ¿Tocas?- me pregunto Mario.

- No, pero siempre quise.

- Siéntate yo te enseño.

Me senté a su lado en el piano y el comenzó a tocar una melodía preciosa.

- Es preciosa.

- ¿Te gusta?

- Si me encanta.

- La he compuesto yo.

De repente pasó Manuel y dijo:

- A saber quien la a inspirado.

Mario se puso rígido:

- ¿Te pasa algo?

- No nada. Vamos a empezar.

Me comenzó a enseñar a tocar la melodía y la verdad era bastante fácil aunque a veces me equivocaba.

 

Por la tarde me dirigí al estudio de baile donde quede con mis antiguos amigos del grupo. Me puse cómoda y puse la canción que tenia previsto cantar y comencé a improvisar algunos pasos de baile mientras cantaba.

Dos parejas se acercaron a mi, agarradas de la mano cada una. No me lo podía creer se habían hecho pareja

Silvia con José y Maria con Juan. Se acercaron a mí y yo les sonreí:

- Perdón buscamos a Sara.- me pregunto Silvia.

Me entro la risa, hacia mucho tiempo que no les veía pero siempre mantuvimos el contacto por teléfono. Me miraban incrédulos.

- La tenéis delante.

Vi como sus ojos se habría y me miraban de arriba a bajo:

- ¿Sara?- me pregunto Maria.

Me gire para que me viesen.

- La misma.

Maria vino corriendo a mí y me abrazo:

- ¡Madre mía, como has cambiado, estas genial!

Todos los demás se acercaron y me abrazaron.

- Por cierto ¿y David?

Todos se miraron, pero ninguno contesto. David, pertenecía a mi grupo y aquí fue cuando lo conocí. Me gustaba pero nunca se lo dije hasta cuando me fui a mudar.

- Sara, David no ha venido porque no quería verte después de lo que sucedió. Te tenemos que decir que se metió en malas compañías cuando su padre falleció.

Era eso no me lo podía creer:

- ¿Su padre falleció?

- Si, se puso muy enfermo.

- Tendré que hablar con el.

Les conté para lo que les había llamado y nos pusimos a crear la coreografía.

 

Cuatro días después…

Rebeca me llamo hace 2 días porque estaba preocupada ya que Alan ya no aparecía por casa.

 

Mañana se casaba Rebeca y tenia que solucionar un asunto pendiente.

Estaba sentada en un banco enfrente de un parque precioso esperando a David.

Le vi acercarse con la cabeza agachada.

- Hola- me dijo mientras se sentaba a mi lado.

- Hola. Siento lo de tu padre se que estabas muy unido a el.

 Vi como se perdía su mirada controlando las ganas de llorar:

- Tú te fuiste y de verdad te quería. Mi padre falleció y empecé a juntarme con malas compañías. Pero cuando vine a buscarte y me pegaste el puñetazo – Sonrió- Reaccione y me di cuenta de que me estaba haciendo mas daño a mi mismo por eso vine a verte.

- Sabes he superado mi miedo escénico- dije orgullosa

- ¿En serio?

Asentí:

- Vamos a actuar mañana y yo no tengo pareja ¿te apuntas?

Sonrió:

- No se.

Puse carita de corderito:

- Porfa…

Me miro un rato.

- Se que lo nuestro no funciono pero me gustaría mantener una amistad.- le dije mientras sonreía.

- Vale pero vamos tienes que enseñarme la coreografía.
 
CAPITULO 30
Nos fuimos al estudio de baile y comencé a enseñarle la coreografía. Me lo pasaba muy bien bailando con el, incluso me reí un par de veces porque se tropezaba. Después de 2 horas se sabia ya la coreografía completa eso era lo que me gustaba de David como bailarín que aprendía rápido.
Me acompaño a casa de Rebeca porque me quedaba a dormir con ella y Lara.
En el camino comenzó a reírse:
- ¿De que te ríes?- pregunté curiosa.
- Me estaba acordando del puñetazo que me distes.
- Lo siento ya sabes que mi padre es muy protector y me enseño desde pequeña a pegar y a los 13 años me enseño como usar un arma. De momento de algo me ha servido, lo que me ha enseñado.
- No me dijiste que te enseño a disparar.
- Si pero nunca lo he utilizado se podría decir que mi padre dice que tengo mucha puntería y quería aprovecharla.
Llegamos a la casa de Rebeca:
- Gracias por acompañarme. Acuérdate mañana por la mañana aquí.
- Vale. Buenas noches.
- si es que duermo estoy algo nerviosa. Igualmente.-Le dije mientras se marchaba.
 
Subí a la habitación de Rebeca encontré la puerta entreabierta y se oía gritos:
- ¡Es nuestro hermano como dicen que no nos preocupemos!- gritaba Rebeca - ¡encima mañana me caso y no va a estar!
- Relájate Rebeca, es mayorcito sabe lo que hace. Lo que no se es como decírselo a Sara.
Entre en la habitación de golpe:
- ¿Decirme que?
Se miraron las dos atónitas.
- Sara será mejor que te sientes- me dijo Lara.
Me senté entre ellas en la cama y cada una me cogió la mano.
- Alan lleva desaparecido desde que tu te enfadaste con el. No pensamos que fuera importante hasta que hoy la asistenta estaba limpiando en su habitación encontró esta nota- me la entrego.
`` No puedo mas, siento por no poder despedirme en condiciones. Se que esto os debe de estar doliendo pero creerme que no mas que a mi. Últimamente he puesto en riesgo la vida de todas las personas que me importan en una semana. El dolor hizo que cometiera estupideces desde que perdí lo que mas me importaba: Sara. Familia, pensareis pero si lleváis poco tiempo juntos pero ella es especial hay algo que me hace no poder olvidarla. Al ver el dolor en sus ojos decidí dejar de haceros sufrir por esto y otras estupideces que he hecho. Lo siento. Os quiero, perdón Rebeca por no asistir a la boda. Sara… lo siento Te quiero. Siempre ocuparas mi corazón.´´
Agarre el papel, lo arrugué y lo tire contra la pared mientras me acurrucaba en lo brazos de Rebeca:
- Lo voy a encontrar- me decía a mi misma ya que sentía que yo era la culpable.
- Sara deja de llorar eres la dama de honor- me decía Rebeca.
No oía nada a mi alrededor solo podía sentir ese dolor de cómo me caía al vació. Llorando me quede dormida acurrucada en los brazos de Rebeca.
 
Día de la boda…
Rebeca llevaba horas preparándose. Yo me vestí y me hice una coleta muy alta con una flor lila.
Baje a la planta baja. El jardín estaba lleno de gente. Y el novio ya estaba en el altar. Y la gente esperaba a la novia y yo estaba nerviosa. Tenía en mis manos un ramo de rosas moradas y blancas era precioso, así que me relaje oliendo las rosas.
Alguien me tapo los ojos ese olor lo conocería en cualquier lugar:
- ¿Quién soy?
- Mario- dije yo riéndome.
Me quito las manos de los ojos y me abrazo:
- Estas preciosa.
- Gracias.
El iba vestido elegante, con un traje negro sin corbata.
- ¡Ya baja!- Gritaba Lara que estaba a mi lado.
Los tres nos giramos y vimos a Rebeca bajar las escaleras del brazo de su padre. Estaba preciosa llevaba su pelo negro recogido en un bonito moño con varios mechones sueltos y una tiara pequeña con un velo. Su vestido era sencillo pero especial. Era de escote de corazón con flores por un lado, apretado hasta las rodillas donde se abría una pequeña cola que se podía quitar.
- Mario después nos vemos.
Y se fue corriendo a su sitio. Yo respire hondo y en cuanto comenzó la marcha nupcial salí caminando hacia el altar con Lara detrás. Me coloque en mi lugar.
 
                                                         Vestido de novia de Rebeca
 

¿Que te parece la historia?