CAPITULO 25
Tuve un sueño muy
extraño. Estaba sentada bajo un roble muy bonito enfrente de un lago. Todo
parecía normal hasta que apareció mi abuela hace un tiempo fallecida. Se sentó
a mi lado y empezó a acariciarme el pelo como cuando era pequeña:
- ¿Qué te pasa, pequeña?
La mire con ojos triste:
- Abuela tengo el corazón
confundido.
- Pequeña yo te daré la
respuesta tu amor verdadero es…
De golpe desapareció todo
y estaba en una habitación oscura mi abuela se fue alejando. Intentaba llamarla
para preguntarle quien era pero no tenía voz. Antes de desaparecer por completo
mi abuela me dijo:
- Será aquel que mas daño
te hará aunque no lo creas por ti cambiara. Quizás no lo vuelvas a ver pero mas
adelante el destino os unirá.
Me levante jadeando. Ya
era de día. Mire el reloj y ponía las 10 de la mañana. Me levante despacio para
no levantar a Mario que estaba muy mono dormido. Le tape con una manta pero el
dormido me agarro de las manos y me abrazo. Nuestros labios estaban apenas a
unos centímetros. Pero me resistí a la tentación de besarle, no quería estar
más confundida. Un momento ¿quería besarle? No, no, no podía ser. Lentamente me
fui zafando de sus brazos.
Me cepille los dientes y
mientras lo hacia pensé en lo que me acababa de pasar. Debía de estar todavía
dormida.
Me fui a la cocina a
preparar el desayuno mientras lo hacia me puse la radio en el móvil. Empezó a
sonar la canción de la tele y me puse a bailarla. Sin darme cuenta la empecé a
cantar. Hacia mucho tiempo que no cantaba después de lo que me sucedió y si
cantaba nunca era en público. Cuando me quite los cascos porque ya había
terminado oí que me aplaudían me gire y Mario estaba en la puerta aplaudiendo y
sin camiseta. Madre mía que vergüenza. Me puse colorada al instante.
Me senté en la mesa y el
a mi lado:
- ¿Se te ha ocurrido
dedicarte a esto?
Le mire confundida:
- ¿A que?
- A bailar y cantar.
Negué con la cabeza:
- Tuve una mala
experiencia y desde entonces tengo miedo escénico.
- Cuéntamela- me pidió
curioso.
- De pequeña a eso de los
11 años forme un grupito con unos amigos para la actuación del colegio.
Bailábamos y cantábamos. Yo no era como ahora era gordita y con baja autoestima
por culpa de algunas niñas que se metían conmigo. Practicamos mucho y el día de
la actuación estábamos súper felices, pero cuando actuamos tropecé con una
cuerda y caí las niñas que se metían conmigo empezaron a reírse y a llamarme
``gordita patosa´´ y todo el mundo las imito. Desde ahí deje de cantar y bailar
solo bailo en mi tiempo libre.
El me miro sorprendido:
- Que mala puede ser la
gente.
Desayunamos y al terminar
me pregunto:
- ¿Te apetece ir de
compras? Se que eso te va a animar.
Le sonreí y me fui a cambiar. Me puse un
vestido blanco de tirante con un cinturón en negro y unos zapatos de tacón
negro.
Fuimos a su casa para que
el se cambiara.
Q mono Mario, m encantaa! un besiito:))
ResponderEliminarYa a mi tambien me encanta pero te aviso que la historia puede dar un giro de 180 grados muchas sorpresas van a aparecer. Gracias. Un beso.
EliminarFirmado: Sara