domingo, 21 de octubre de 2012

CAPITULO 36



Me desperté y vi que Mario seguía dormido. Baje abajo a por un vaso de leche. Baje a la cocina y cuando abrí la nevera apareció Mario:

- Buenos días- le sonreí.

- Buenos días, ¿estas mejor?

Asentí. Manuel entro y nos miro a los dos. Yo llevaba la camisa de Mario y el estaba sin camiseta:

- ¿Me he perdido algo?- pregunto con una sonrisilla traviesa.

Estaba bebiendo leche y al entender la pregunta me atragante:

- Imbécil- le dije y el se rió

- Pues si- dijo Mario.

Le mire con cara asesina.

-¿El que?- pregunto Manuel curioso.

- Sara tiene una puntería que lo flipas y casi le vuela la cabeza a unos matones- Dijo emocionado.

Suspire de alivio.

- Cuéntame.

Se sentaron y Mario comenzó a contarle todo, yo mientras subí arriba a terminar algo que tenia pendiente.

 
Llame a Cristina y me dio la dirección donde nos encontraríamos. Busque en el armario y encontré ropa que me quedaba. Una chaqueta negra, con unos pantalones y camiseta del mismo color y unas botas:

- Perfecto- dije al mirarme al espejo.

Cogí el bolso y saque las dos pistolas. A la que ya le había quitado el seguro me la metí en el pantalón por la espalda y la tape con la chaqueta.

Mientras bajaba las escaleras comencé a revisar si la otra funcionaba:

- ¿A dónde vas?- me preguntaron Mario y Manuel alucinados.

- A solucionar una cosa.

- Sara por favor no cometas locuras.

- Es por si acaso. ¿Me dejas la moto?

- No.

- ¿Estáis seguros?- dije mientras levantaba la pistola de broma.

- Vale- dijeron los dos a la vez.

Comencé a reírme. Me dieron las llaves. Me monte en la moto y comencé a conducir. La casa del padre de Cristina estaba bastante lejos.

Tarde una hora en llegar. La casa era bastante grande y estaba metida en un bosque. En la entrada estaba Cristina esperándome:

- Que oscura.

Le sonreí. Entramos a la casa. Era sotisficada y elegante. Había varios matones en la puerta pero nos dejaron entrar. Fuimos a la oficina de su padre y ahí estaba el sentado en una silla. Era bajo y gordo de unos 40 años, calvo y fumando un puro. Parece el típico mafioso pero de verdad era así.

- Papa te presento a una amiga.

Le tendí la mano:

- Sara encantada.

- El placer es mío- dijo mirándome de arriba abajo.- ¿Qué queréis chicas?

- Estamos haciendo un estudio sobre tu trabajo.- le contesto Cristina.

- ¿Lo sabe?- pregunto su padre.

Asentí.

- ¿Y que es lo que quieres saber?

- ¿No perdonas si alguien no paga el plazo?

Negó con la cabeza:

- ¿Nunca?

- No.

- ¿Por nada del mundo?

- No.

En ese momento apareció Alex con su compañero en el despacho me miro sorprendido:

- ¿La habéis encontrado?

Alex asintió aun mirándome.

- ¿La tenéis?

- Si.

- ¿Y donde esta?- pregunto el padre de Cristina.

Alex se acerco a el y le susurro al oído. Le mire con mala cara.

- Creo que ya hemos terminado. – mientras nos levantábamos las dos.

- De eso nada.- nos dijo el padre.

Alex se lanzo contra mí y yo le pegue un puñetazo en la nariz, después una patada en la entre pierna. Me agache y le susurre al oído:

- Esto por lo que acabas de hacer.

El padre de Cristina pego un silbido. Y todo pasó rápido. Dos hombres aparecieron y cogieron a Cristina, dándole un golpe hasta dejarla inconsciente. Y yo sentí un pinchazo en el cuello y me derrumbe.

 
En esa misma sala…

- Llevarla a la casa de la playa y avisar al chico de que la tenemos.

- Si, jefe.

Y se llevaron a Sara en el hombro.

 
Instantes después en una casa abandonada…

Me aburría demasiado. No tenía nada que hacer. ¿Qué estaría haciendo Sara? De repente mi móvil empezó a sonar.

- ¿Diga?

- Te has quedado sin chica.

- ¿Cómo?

- Como lo oyes, la suerte esta de nuestra parte. Era escurridiza pero en un intento de ayudarte la pillamos.

- Cabrones, ¿Cómo le toquéis un solo pelo no sabes la que se os viene encima?

- Date prisa que el tiempo pasa. Tic, tac, tic, tac. - y colgó.

Rápidamente cogí algo de dinero y ropa y salí corriendo.

 

Mientras en una casa en la playa…

Me desperté algo confusa. Estaba atada de pies y manos a una silla.

- Soltarme.-Le dije a Alex que estaba ahí jugando a las cartas mientras me vigilaba.

- De eso nada. Esta es por todas las hostias que me has dado.

-  Ja, pues cuando me suelten no te vas a librar de otras más.

Mi móvil estaba en la mesa y comenzó a sonar:

- ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

- Dos días.

- Mierda.

El móvil no paraba de sonar:

- Vas a contestar y vas a hacer como que no pasara nada.

Asentí. Me puso el móvil en el oído:

- Sara ¿Dónde estas?- Me pregunto Alan.

- Mama, relájate- comencé a decir para distraer a Alex.

- ¿Esta contigo alguien?

- Si.

- Dímelo.

- No mama he ido a la playa con unas amigas.

- ¿La casa en que calle esta?

Mire por la ventana y vi el nombre de la calle. Perfecto pensé.

- Es Santiago Verde.

Alex me dio un bofetón:

- ¡Te crees que soy estúpido!

- Pues si -le grite y me pego otro.

El labio me comenzó a sangrar.

- Sara tranquila ya voy a por ti.

- No hace falta...

- ¡Cállate!- me grito Alex.

- Como le hagas algo…

- ¿Vendrás y me pegaras o que?- Dijo riendo y colgó.

 
Mientras tanto en un coche en dirección a la casa de la playa…

Pensar que un imbécil estaba tocando a Sara por mi culpa me ponía furioso. Pise el acelerador. Iba a llegar como sea aunque tuviera que tardar dos días en llegar.

4 comentarios:

  1. Ainsss me encanta se esta poniendo superinteresante espero que no le pase nada a alan por fis ni a sara claro esta :)

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    1. Gracias, pero no te puede decir si ocurre algo quiero dejarte con la intriga Buajajajaja. En el proximo capitulo lo veras. Besitos.
      Firmado: Sarus

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  2. Diosss que fuerte, pobre Sara y k interesante s pone jjej m encanta. Un besito:)))

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