Me desperté y vi que Mario seguía dormido. Baje
abajo a por un vaso de leche. Baje a la cocina y cuando abrí la nevera apareció
Mario:
- Buenos días- le sonreí.
- Buenos días, ¿estas mejor?
Asentí. Manuel entro y nos miro a los dos. Yo
llevaba la camisa de Mario y el estaba sin camiseta:
- ¿Me he perdido algo?- pregunto con una
sonrisilla traviesa.
Estaba bebiendo leche y al entender la pregunta
me atragante:
- Imbécil- le dije y el se rió
- Pues si- dijo Mario.
Le mire con cara asesina.
-¿El que?- pregunto Manuel curioso.
- Sara tiene una puntería que lo flipas y casi le
vuela la cabeza a unos matones- Dijo emocionado.
Suspire de alivio.
- Cuéntame.
Se sentaron y Mario comenzó a contarle todo, yo
mientras subí arriba a terminar algo que tenia pendiente.
- Perfecto- dije al mirarme al espejo.
Cogí el bolso y saque las dos pistolas. A la que
ya le había quitado el seguro me la metí en el pantalón por la espalda y la
tape con la chaqueta.
Mientras bajaba las escaleras comencé a revisar
si la otra funcionaba:
- ¿A dónde vas?- me preguntaron Mario y Manuel
alucinados.
- A solucionar una cosa.
- Sara por favor no cometas locuras.
- Es por si acaso. ¿Me dejas la moto?
- No.
- ¿Estáis seguros?- dije mientras levantaba la
pistola de broma.
- Vale- dijeron los dos a la vez.
Comencé a reírme. Me dieron las llaves. Me monte
en la moto y comencé a conducir. La casa del padre de Cristina estaba bastante
lejos.
Tarde una hora en llegar. La casa era bastante
grande y estaba metida en un bosque. En la entrada estaba Cristina esperándome:
- Que oscura.
Le sonreí. Entramos a la casa. Era sotisficada y
elegante. Había varios matones en la puerta pero nos dejaron entrar. Fuimos a
la oficina de su padre y ahí estaba el sentado en una silla. Era bajo y gordo
de unos 40 años, calvo y fumando un puro. Parece el típico mafioso pero de
verdad era así.
- Papa te presento a una amiga.
Le tendí la mano:
- Sara encantada.
- El placer es mío- dijo mirándome de arriba
abajo.- ¿Qué queréis chicas?
- Estamos haciendo un estudio sobre tu trabajo.-
le contesto Cristina.
- ¿Lo sabe?- pregunto su padre.
Asentí.
- ¿Y que es lo que quieres saber?
- ¿No perdonas si alguien no paga el plazo?
Negó con la cabeza:
- ¿Nunca?
- No.
- ¿Por nada del mundo?
- No.
En ese momento apareció Alex con su compañero en
el despacho me miro sorprendido:
- ¿La habéis encontrado?
Alex asintió aun mirándome.
- ¿La tenéis?
- Si.
- ¿Y donde esta?- pregunto el padre de Cristina.
Alex se acerco a el y le susurro al oído. Le mire
con mala cara.
- Creo que ya hemos terminado. – mientras nos
levantábamos las dos.
- De eso nada.- nos dijo el padre.
Alex se lanzo contra mí y yo le pegue un puñetazo
en la nariz, después una patada en la entre pierna. Me agache y le susurre al
oído:
- Esto por lo que acabas de hacer.
El padre de Cristina pego un silbido. Y todo pasó
rápido. Dos hombres aparecieron y cogieron a Cristina, dándole un golpe hasta
dejarla inconsciente. Y yo sentí un pinchazo en el cuello y me derrumbe.
- Llevarla a la casa de la playa y avisar al
chico de que la tenemos.
- Si, jefe.
Y se llevaron a Sara en el hombro.
Me aburría demasiado. No tenía nada que hacer.
¿Qué estaría haciendo Sara? De repente mi móvil empezó a sonar.
- ¿Diga?
- Te has quedado sin chica.
- ¿Cómo?
- Como lo oyes, la suerte esta de nuestra parte.
Era escurridiza pero en un intento de ayudarte la pillamos.
- Cabrones, ¿Cómo le toquéis un solo pelo no
sabes la que se os viene encima?
- Date prisa que el tiempo pasa. Tic, tac, tic, tac. - y colgó.
Rápidamente cogí algo de dinero y ropa y salí
corriendo.
Mientras en una casa en la playa…
Me desperté algo confusa. Estaba atada de pies y
manos a una silla.
- Soltarme.-Le dije a Alex que estaba ahí jugando
a las cartas mientras me vigilaba.
- De eso nada. Esta es por todas las hostias que
me has dado.
- Ja, pues
cuando me suelten no te vas a librar de otras más.
Mi móvil estaba en la mesa y comenzó a sonar:
- ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
- Dos días.
- Mierda.
El móvil no paraba de sonar:
- Vas a contestar y vas a hacer como que no
pasara nada.
Asentí. Me puso el móvil en el oído:
- Sara ¿Dónde estas?- Me pregunto Alan.
- Mama, relájate- comencé a decir para distraer a
Alex.
- ¿Esta contigo alguien?
- Si.
- Dímelo.
- No mama he ido a la playa con unas amigas.
- ¿La casa en que calle esta?
Mire por la ventana y vi el nombre de la calle.
Perfecto pensé.
- Es Santiago Verde.
Alex me dio un bofetón:
- ¡Te crees que soy estúpido!
- Pues si -le grite y me pego otro.
El labio me comenzó a sangrar.
- Sara tranquila ya voy a por ti.
- No hace falta...
- ¡Cállate!- me grito Alex.
- Como le hagas algo…
- ¿Vendrás y me pegaras o que?- Dijo riendo y colgó.
Pensar que un imbécil estaba tocando a Sara por
mi culpa me ponía furioso. Pise el acelerador. Iba a llegar como sea aunque
tuviera que tardar dos días en llegar.
Ainsss me encanta se esta poniendo superinteresante espero que no le pase nada a alan por fis ni a sara claro esta :)
ResponderEliminarGracias, pero no te puede decir si ocurre algo quiero dejarte con la intriga Buajajajaja. En el proximo capitulo lo veras. Besitos.
EliminarFirmado: Sarus
Diosss que fuerte, pobre Sara y k interesante s pone jjej m encanta. Un besito:)))
ResponderEliminarGracias ;) Besos a ti tambin
EliminarFirmado: Sarus