Había unos seis matones en los cuales se
encontraba Alex con la pierna vendada:
- Que bonito- dijo con voz arrogante.
Alan se puso delante de mí:
- ¿Qué quieres?- le pregunto
- ¿Pues que va ser? A ti y a la chica.
- Ni lo sueñes.- le contesto Alan abrazándome.
- ¿Quien me lo va ha impedir?
Alex hacia que la rabia se apoderará de mi. Me
adelante hacia delante.
- Yo –le dije decidida.
Comenzó a reírse en mi cara. Coloque mi mano en
mi espalda y saque la pistola de mi pantalón. Cuando vio la pistola palideció
pero se hizo el duro.
- ¿Qué, ya no te ríes tanto?- Le dije apuntándole
justamente en el pecho.
- Sara no hagas una locura.- me susurro Alan.
- Alan ¿confías en mí?
- Si.
- No me vas a hacer nada- nos interrumpió Alex.
- Sabes perfectamente que si.
- Sara tengo una idea.-me susurro.
- Dime.
- Cuando diga ya, saltamos por el acantilado.
- ¿Estas loco?
- ¿Confías en mí?- me hizo la misma pregunta que
le hice yo.
- Pues claro.
Volví mi atención a los matones. Ellos creían que
no iba a disparar por lo tanto les pillaría por sorpresa. Podría herir a unos
cuantos de ellos entre los cuales estaba Alex quería que se llevara su
merecido.
Rápidamente dispare a algunos de los matones y
deje a Alex el último al cual le di en el brazo:
- Te lo mereces- le grite.
Me gire y agarre de la mano a Alan:
- ¿Preparada?-me pregunto.
Mire bajo mis pies y vi como las olas arremetían
contra el acantilado. El miedo se apodero de mis ojos:
- Estas conmigo tranquila. Uno, dos, ¡ya!
Saltamos los dos a la vez agarrados de la mano.
El agua choco contra nuestros cuerpos. Alan me
arrastro bajo el agua hacia un hueco que había entre las rocas. Era de noche y
el agua por lo tanto estaba muy fría.
-¿Estas bien?- me pregunto preocupado.
- Un poco emocionada pero creo que bien.-le
respondí con un sonrisa.
- ¿Tenemos que esperar a que se vallan?
Oímos con dificultad el ruido de motores que se
desvanecían.
- Vamos.- Alan me agarro la mano bajo el agua y
me arrastro fuera del agujero.
- ¿Ahora a donde vamos?
- Tenemos que nadar hacia la orilla.
Comenzamos a nadar pero con las olas era
difícil. Llegamos con dificultad ya que
el agua estaba fría y entumecía nuestros brazos y piernas.
Nos quedamos tumbados en la arena recuperando el
aliento, pero rápidamente Alan me ayudó a levantarme.
Comenzamos a correr entre la gente que paseaba
tranquila por el paseo marítimo. Nos miraban impresionados.
Llegamos al hotel y subimos corriendo a nuestra habitación.
Cerró la habitación y se dirigió al baño. Yo me quede esperándole sin saber que
hacer. Oí como hablaba por teléfono.
Volvió a la habitación frustrado y comenzó a
meter en una mochila todas nuestras cosas:
- ¿Que vamos a hacer? –le pregunte confusa.
- Tú, irte a casa y yo huir.
- ¿Cómo?
- Lo que has oído, me he arriesgado mucho contigo.
- ¡Pero no puedes irte!- le grite notando las
lagrimas salir por mis ojos.
- Sara es lo mejor.
Me agarro de la mano y salimos de la habitación.
Bajamos las escaleras a toda velocidad y al llegar a la puerta del hotel para
salir vimos como unos matones venían hacia el hotel:
- Mierda- dijimos los dos al unísono.
Volvimos por donde habíamos venido y nos
dirigimos a la cocina del restaurante.
Esquivábamos a los cocineros que nos gritaban,
llegamos a la puerta trasera y al salir encontramos a un chico esperando con un
coche. Alan se acerco al chico:
- ¿Te importa dejárnoslo?
El chico negó pero Alan le saco del coche y se
metió el diciéndome que subiera:
- Lo siento- le dije al chico mientras entraba en
el coche.
Alan conducía a una velocidad tremenda. Salimos
de la ciudad dirigiéndonos hacia un bosque. No quería hablar y tampoco quería
que el recorrido que estábamos haciendo se acabara. Solo quería volver a unas
horas antes cuando estábamos acurrucados en la cama viendo la tele.
Llegamos aun descampado donde había otro coche
con las luces encendidas.
Alan se bajo y yo le seguí. Al ver quien nos
esperaba me sorprendí mucho. Mario estaba apoyado en un hummer.
- Hola- le dije.
- Llévala a casa por favor y por ningún motivo la
dejes meterse en líos. – mientras le entregaba mi bolso con mis pertenencias.
- No me pienso ir- dije decidida.
- Sara, por favor es por tu bien- me dijo
agarrándome de los hombros.
- Me da lo mismo si me voy te vienes conmigo y si
no me voy contigo- le dije mientras surcos de agua se formaban en mis mejillas.
- Sara, por favor te prometo que cuando acabe
todo volveré a por ti.
Negué con la cabeza:
- No Alan por favor.
Oímos el ruido de un motor acercarse y Alan me
beso con deseo, arrepentimiento, tristeza. Decididamente un beso de despedida.
- Mario llévatela.
- Te quiero- me susurro y note como algunas
lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos.
Mario me cogió en hombros mientras yo forcejeaba
para que me soltase. Le pegue puñetazos, patadas y se que le dolieron pero no
me soltó. Gritaba el nombre de Alan mientras me alejaba de el hacia el coche. Mis
llantos no cesaban.
Espero que os haya gustado se que os deje con la intriga jijijij Bueno ya llevamos nada mas ni nada menos que 40 capitulos!!!! Gracias a todas por comentar me haceis sonreir cada vez que leo vuestros comentarios. Besos a todas!!!
Me gusto mucho !!! :) enserio asi que pronto el siguiente, aunque no me gusto que se separasen de neuvo jo:( xD
ResponderEliminarun bess !
Tranquila lo intentare jajaja Besitos
EliminarFirmado: Sarus
Me encantó!!! Dnde se habrá ido Alan?? jeje un besitoo guapa:)
ResponderEliminarahhh ;) is a sorprise jajaja
EliminarBesitos.
Firmado:Sarus