viernes, 12 de octubre de 2012

CAPITULO 35


CAPITULO 35

 
Mientras Sara dormía…

Nunca en mi vida he dormido tan bien como a su lado. Se que la estoy haciendo sufrir y quizá demasiado pero es por su bien. Nunca la voy a poder el olvidar. Estaba preciosa dormida. Eran las 5 de la mañana y pronto los demás se levantarían y no quería que estuviese dando explicaciones a todo el mundo. La quería como nunca había querido a ninguna chica y eso que había tenido varias, pero ella era especial. Se que se sentiría mal al despertarse por lo que le deje una nota:

- ``Lo siento, pero te quiero demasiado como para arriesgar tu vida por mi. Eres a la única chica que he querido de verdad´´

La di un último beso y me fui de esa habitación.

Baje las escaleras y salí corriendo de la casa con lagrimas amenazando salir de mis ojos. Sara tenia razón era un imbécil por haber arriesgado su vida y nuestro amor.

 

Unas horas después…

- Sara despierta.- me repetían mientras me movían.

Me gire sonriendo pensando que era Alan pero vi a Mario.

Salte de la cama y grite:

- ¡Alan!

- ¿Sara que te pasa?

Le mire confusa:

- Tuve un sueño.

- Bueno despierta que es la hora de desayunar.

- Vale en seguida bajo.

Y se fue por la puerta. Busque a Alan por todos los rincones de la habitación y no estaba por ninguna parte.

Me senté en la cama frustrada y vi que había una nota en el suelo la agarre y la leí:

- ``Lo siento, pero te quiero demasiado como para arriesgar tu vida por mi. Eres a la única chica que he querido de verdad´´

Se había vuelto a ir. Me había vuelto a dejar sola. Imbécil eso es lo que era. Iba a llamar a Cristina para ver a su padre hoy pero recibí un mensaje de mis amigas:

`` Hoy salimos de fiesta a celebrar tu triunfo´´

`` Claro´´ respondí, necesitaba distraerme. Tendría que aplazarlo para mañana.

No me apetecía desayunar por lo que baje al comedor y encontré a Mario, Manuel y Raúl desayunando.

- ¿A dónde vas?- me pregunto Manuel.

- No me puedo quedar lo siento.

Y salí corriendo por la misma puerta donde horas antes había estado Alan debatiéndose si quedarse o no.

 

Me dirige a casa andando aunque estuviese a larga distancia, necesitaba pensar y ese era el mejor momento. Comencé a caminar y a recordar todo lo que pase con Alan, cada beso, cada caricia, cada discusión, todo absolutamente todo. ¿Por qué a mi? Me preguntaba una y otra vez. Encuentro al chico que me completa y la estupidez me lo roba, no era justo.

Llegue a casa, subí las escaleras sin ganas. Me encerré en mi habitación y comencé a llorar apretando una almohada contra mi pecho.

 

Me desperté por el sonido del timbre. Me levante y baje a abrir la puerta:

- ¿Pero que te ha pasado?- pregunto Sandra mientras entraba y cerraba la puerta.

Les conté lo sucedido mientras subíamos a mi habitación. Clara me limpio las lágrimas que habían comenzado a salir de mis ojos:

- No te preocupes cielo ahora vamos a divertirnos.

Comenzaron a sacar ropa del armario hasta encontrar lo necesario, me alisaron el pelo y me maquillaron. Me vestí con una camiseta de tirantes negra con manchas de distintos colores, con unos pantalones negros altos hasta la cintura con un cinturón grueso. Unos zapatos de tacón en negro y amarillo:

- Me vais a matar esta noche.- comenzamos a reírnos las tres.

Agarre mi bolso negro y amarillo y salimos a olvidarnos de todo.

 

Llegamos a una discoteca bastante prestigiosa, yo no era de salir de fiesta pero hay una primera vez para todo. Eran las 10 de la noche y la discoteca estaba atiborrada de gente. Mis amigas comenzaron a beber y a bailar con todo el que se le pasara por delante. Yo me senté en la barra y pedí un cosmopolita. Las horas comenzaron a pasar y me bebí varios cosmopolitas, pero no hasta llegar a la borrachera. Estaba deprimida y deseaba salir de ahí. Me acerque a mis amigas y se lo dije. Mientras intentaba salir de la discoteca oí como me llamaban pero al girarme no vi nadie.

Salí fuera y respire el aire puro. Comencé a andar sin saber hacia donde. Note como me seguían, y al girarme confirme mis sospechas, dos hombres enormes como los de la otra vez venían detrás de mí. Vi como uno se alejaba hacia otro lado. Continué caminando hasta un callejón sin salida. Me gire y le plante cara:

- ¿Quieres algo?

- A ti.

Me reí. No sabia de donde había sacado tanta valentía debía ser la bebida que se me subió a la cabeza.

- Sabes no soy tan fácil.

- Eso ya lo veremos.

Se lanzo contra mí, le esquive haciéndole chocar contra la pared, se volvió a acercar pero esta vez le metí un puñetazo:

- Serás zorra

- No que va, no lo soy.- Mientras le pegaba una patada en el estómago.

Lo deje retorciéndose y me iba a ir, pero me agarro del pelo tirando de mi y estampándome con la pared. Puso su mano en mi cuello y me apretó contra la pared levantándome del suelo. Le intente arañar la mano para que me soltara pero no funciono:

- Tu novio es escurridizo.

- Yo no voy a ser menos.

Le metí una patada en la entrepierna haciéndole agacharse y le metí un codazo en el cuello.

Me fui y cuando ya iba a salir del callejón:

- Un paso mas y te vuelo la cabeza.

Me gire y sostenía un arma. No se como Mario apareció y le metió un puñetazo dejándole casi inconsciente. Me acerque corriendo a ver si estaba bien le di una patada al arma para que no la pudiera coger el hombre de nuevo:

- Esta bien, coge la pistola- dije segura.

Mario cogió el arma, vi al otro hombre por detrás de el con otra arma.

- Quietecitos los dos.

Me apunto a mí, estaba a demasiada distancia como para intentar quitársela. Tenia que usar mis encantos de mujer pera acercarme.

Me levante y comencé a andar sexymente hacia el:

- ¿Cómo te llamas guapo?

- Alex

- Alex, bonito nombre

- Gracias- se relamió los labios mientras me miraba de arriba a abajo, había conseguido lo que quería.

Lo tenia enfrente acerque mi mano hasta su camisa y le desabroché un botón.

- Pues si que tiene buen gusto el chico- dijo riéndose.

- Gracias.

Me acerque como si le fuera a besar, el cerro los ojos esperando un beso. Le agarre el brazo del arma y lo gire hasta retorcérselo detrás de su espalda y que soltase el arma.

La agarre y le estampe contra la pared. Mario miraba la escena sorprendido. Puse mi pie sobre el hombre que estaba en el suelo y apunte con la pistola a Alex.

- ¿Ahora que es lo que queréis?

No me contesto pero sentí que el que estaba debajo de mi pie se estaba removiendo.

- ¡Como te vuelvas a mover te perforo el pecho con el tacón! ¿Me entendiste?

Asintió. Volví mi atención hacia Alex.

- Contéstame o te disparo.

Alex se rió:

- Preciosa no creo que puedas.

- ¿No?

Negó con la cabeza. Agarre la pistola y observe que llevaba el seguro puesto y se lo quite. Vi como se sorprendía. Agarre la pistola entre mis manos y apunte hacia la pared cerca de su cabeza me asegure bien y dispare el gatillo. Un estruendo se oyó por todo el callejón. Alex tenía los ojos cerrados. Se giro y vio la bala incrustada en la pared a pocos centímetros de su cabeza. Pensareis que estoy siendo dura pero en el fondo estoy temblando, necesitaba aparentar esto para hacerme respetar.

- Ahora hablas o la próxima ira directa a tu cabeza.

- Hemos venido a por ti.

- ¿Por qué?

- Porque no conseguimos pillar a Alan- suspire de alivio.

- ¿Qué me ibais hacer?

- Raptarte.

- Pues dile a tu jefe que no lo va tener nada fácil.

Asintió.

- Nos os mováis hasta que me valla.

Comencé a caminar hacia la salida de espaldas sin quitarle el ojo de encima.

- Vamos Mario.

Salimos del callejón corriendo y nos montamos en el coche.

- ¿Tienes la pistola?- Le pregunte.

- Si.- mientras me la entregaba.

Las cogí y las guarde en mi bolso, por si las necesitaba utilizar alguna vez. Nos quedamos callados y ese fue el momento en que me derrumbe. Comencé a llorar en silencio y todo mi cuerpo me temblaba. Llegamos a la casa de Mario y me cogió en brazos y me llevo a la habitación donde solía dormir. Fue a su habitación y me trajo una de sus camisas para que pudiese dormir. Me metí en el baño temblando y me cambie. Salí y me senté al lado de Mario. Se levanto para irse pero le agarre del brazo:

- No, por favor no te vallas, necesito a alguien que me ayude ahora.

Me abrazo y me tumbe a su lado:

- Prométeme que no me vas a dejar, al menos como amigo.

Me beso la frente:

- Te lo prometo.

Y así entre los brazos de Mario me quede dormida, después de haber vivido una experiencia demasiado fuerte.
 
 
                                                                 Ropa de la discoteca
 

4 comentarios:

  1. Q interesante se esta poniendo!! besitos:)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y cada vez se va a poner mas interesante ;) Un beso y gracias por comentar siempre <3
      Firmado: Sarus

      Eliminar
  2. :0 me encanta , me encanta !!!! Enserio de donde has sacado tanta acción? :0 jajaja es broma, me gusta mucho :) un beso y espero el siguiente

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja quiza haya mas emocion nunca se sabe ;)
      Gracias y un beso.
      Firmado: Sarus

      Eliminar

¿Que te parece la historia?