sábado, 27 de octubre de 2012

CAPITULO 37


Dos días después…

Los días pasaban y todo era igual. Los matones se turnaban para vigilarme. La herida del labio ya había cicatrizado.

Era de noche y uno de los matones se fue y me quede por primera vez sola con Alex.

Me tapo la boca con celo y me quito de la silla. Estaba sonriendo todo el rato y no sabia por que. Me llevo en brazos al sofá y me tumbo.

- La parte divertida empieza ahora.

Al saber de lo que hablaba comencé a moverme para que no me tocase. Se tumbo encima mía y comenzó a besarme el cuello. No podía gritar ni hacer nada. La impotencia comenzó a salir en forma de lágrimas de mis ojos.

- No llores si solo va a ser un momento.

Y comenzó a quitarme la camiseta.

La puerta se abrió de golpe y Alan agarro a Alex quitándole de encima de mí, le tiro contra el suelo y comenzó a pegarle.

Intente gritar para que me oyera aun con el celo. Se giro y me miro furioso. Me desato y me quito el celo de la boca:

- Au- grite

- Lo siento.

Me coloque la camiseta y me acerque a Alex que estaba en el suelo golpeado.

- Te dije que no te librarías.

Nadie se dio cuenta de que llevaba las pistolas metidas en el pantalón. Me limpie las lágrimas. Saque una de ellas y me miro atónito:

- Vas a sentir lo que yo acabo de sentir.- Y le dispare a la pierna, no me sentía capaz de matarlo.

Alan me agarro de la mano y salimos corriendo. Me monte en su coche y salimos pitando de ahí.

En todo el trayecto no hablamos nada. Llegamos a un hotel y alquilamos una habitación. No quería hablar con el. Entre en la habitación. Era sencilla con una cama de matrimonio y un baño. Había un ventanal que daba a la playa, era precioso. Me iba a meter a duchar:

- Toma- me dio una camisa.

- Gracias- le dije sin ganas.

Llevaba cuatro días sin ducharme y después de lo que acababa de suceder me sentía sucia. Tenía algunos moratones en el cuerpo por el forcejeo contra Alex. Las muñecas y los tobillos con marcas de las cuerdas. Me metí en la ducha y mientras me duchaba lágrimas caían por mis ojos.

Me puse la camisa que me quedaba por encima de las rodillas y salí.

No mire a Alan y me senté en la cama. El se metió en la ducha.

Estaba enfadadísima con el, así que cogí su almohada y una manta y se las tendí en el suelo.

Me senté en la cama y comencé a ver la tele. Alan salio del baño y miro hacia el suelo.

- ¿Y eso?

- Tu cama.- dije mientras apagaba la tele y me tumbaba.

- ¿Por qué? – me pregunto.

- Porque no pienso dormir con un imbécil.

- Venga Sara ¿déjame dormir contigo?

- No, estoy muy cabreada contigo.

Me gire y le mire. Tan solo llevaba unos pantalones cortos. Me mordí el labio y volví a girarme dándole la espalda.

De repente tenía a Alan sobre mí agarrándome las manos.

- ¿Me perdonas?

Negué con la cabeza:

- ¿Y si te doy esto?- mientras me daba un beso en la mejilla.

Negué intentando contener una sonrisa:

- ¿Y aquí?- después de darme un beso en la comisura de los labios.

Volví a negar.

- A la tercera va la vencida.

Y me beso tiernamente en los labios.

- ¿Y ahora me perdonas?

- No vale persuadir- dije mientras sonreía.

En un momento de distracción Alan me soltó la mano y yo me monte encima, le pellizque.

- ¿Pero que haces?

- Darte tu merecido- dije riéndome.

- De eso nada.

Nos dimos la vuelta y el acabo encima de mí. Comenzó a hacerme cosquillas.

- Alan, para- intentaba decir entre mis risas.

Como veía que no paraba le bese. Se distrajo besándome y yo le empuje haciendo que se cayera de la cama. Comencé a reírme. Me asome y le vi tirado en el suelo mirándome confundido. Le sonreí:

- Esto te pasa por no hacerme caso.

Me baje de la cama y le ayude a levantarse pero tiro de mi y me caí encima de el. Me beso dulcemente. Nos separamos por falta de aire:

- Alan quiero intentar dormir porque llevo cuatro días durmiendo en una silla.

- Es verdad lo siento.

Se levanto y  me ayudo a levantarme.

Me metí en la cama y cerré los ojos. Sentí como Alan me rodeaba con sus brazos y decía:

- Ven aquí.

Empezó a entrarme el sueño.

Comencé a tener un sueño. Volvía a estar atada de pies y manos y Alex intentaba volver a violarme.

Me levante sobresaltada. Estaba sudando y llorando. Mire a Alan y seguía dormido. Eran las 5 de la mañana no creo que volviera a tener sueño. Me levante con cuidado y me dirigí al baño. Me moje la cara y el cuello para relajarme. Después de esto me dirigí a la terraza que daba a la playa.

Comencé a mirar el mar y las pocas estrellas que quedaban en el cielo que empezaba a clarear. Pensar en la sensación de impotencia que acababa de volver a sentir me hizo comenzar a sollozar.

De ser la nueva en el instituto y de no conocer a nadie a que me conozca todo el mundo, de estar sola a enamorarme, de que me rompan el corazón y de ser perseguida por delincuentes. Mi vida había dado un giro de 180 grados, de ser la chica dulce y divertida a ser una chica fuerte aunque débil. Estaba confundida no sabia que hacer. Y lo de Alan era el colmo me dejaba y le perdonaba cada dos por tres.

Unos brazos fuertes me rodearon:

- ¿Por qué no estas en la cama?

- No podía dormir.

- Tienes que dormir algo.- mientras me besaba la cabeza.

- Pero es que no pue…-no me dejo terminar porque me había cogido en brazos.

- Alan, bájame- mientras nos dirigíamos a la cama.

- De eso nada, tienes que dormir porque hoy haremos algo que te va a gustar.

- ¿Si, y que es?

- Pues no te lo voy a decir.

Me dejo en la cama y me tapo con las sabanas. Se tumbo a mi lado y me abrazo:

- Venga duerme un poco.- me beso la frente.

Apoye mi cabeza en su pecho y mientras el me acariciaba. Sin previo aviso el sueño comenzó a apoderarse de mí.

4 comentarios:

  1. Gracias un besito a ti tambien ;)
    Firmado: Sarus

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  2. Que bonito y pobrecita por lo de alex menos mal que alan llego a tiempo para salvarla :)
    bss

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    1. Sip, Gracias por comentar sempre un besito. Muakss
      Firmado: Sarus

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