Me vestí con unos pantalones cortos, una camiseta de
tirantes y mis zapatillas. Me iba a dirigir al baño cuando oí hablar a Elisa:
- El tito Alan viene.
Se me abrió la boca de asombro. Me acerqué a ver si estaba
despierta, pero no, estaba dormida sonriendo.
No podía ser, ¿estaba soñando o era verdad? No sabia que
pensar. Tendría que preguntárselo a Alex el padre de Alan. Me peine el pelo y desperté con cuidado a Elisa. La vestí con un
precioso vestido veraniego rojo. Desayunamos juntas y bajamos en el ascensor.
Carlos estaba esperando con el mercedes:
- Buenos días Carlos.
- Buenos días Sara. Hola Elisa- se acerco a Elisa y le hizo
cosquillas haciéndola reír con su dulce sonrisa.
Senté a Elisa en su sillita en el asiento trasero y yo me
senté a conducir.
- ¿A dónde vamos tita?
Sonreí:
- Vamos a ver a Thomas y Marisa.
- ¡Bien!- grito entusiasmada.
Le encantaba estar con Thomas por que la peinaba y
maquillaba y Marisa le daba caramelos.
Llegamos a la oficina y por suerte la entrada estaba
despejada. Elisa nada más entrar se lanzo a los brazos de Marisa.
Deje a Elisa con Marisa y subí en el ascensor corriendo a mi
oficina.
Entre rápidamente y cerré la puerta detrás. Abrí la caja
fuerte y encontré ahí mi móvil de la adolescencia. Lo encendí mientras mi pie
no paraba de dar golpes contra el suelo. No tenia ningún mensaje ni una llamada
de el. Supuse que si volvía me hubiese avisado.
Contemple las vistas de la ciudad desde mi ventanal. ¿Por
qué tenia la sensación de que Elisa decía la verdad? Sentía que el estaba aquí,
parecía una locura pero era verdad era una sensación extraña en mi estomago.
Necesitaba asegurarme y sabia como lo podía hacer. Salí de mi oficina y me
acerque a mi secretaria:
- Andrea anule mis citas de hoy y cámbielas para otro día.
- Si señorita Gómez.
Subí al departamento de peluquería y como ya me esperaba
encontré a Thomas peinando a Elisa.
- ¿Elisa quieres venir conmigo?
- No- me contesto mientras negaba con la cabeza- Quero
quedarme con Thomas y Marisa.
- Vale, no voy a tardar cariño- la bese en la nariz.
- ¿A dónde vas?- me susurro Thomas.
- Necesito confirmar una cosita. Gracias por quedarte con
ella.
- No pasa nada, ahora corre.
Le sonreí y salí corriendo en dirección al garaje. No me
apetecía llevar el mercedes menos mal que tenia una moto en la empresa. La
agarre y me puse mi casco.
Salí del edificio a toda velocidad. Hacia tiempo que no
conducía la moto.
Comencé a serpentear entre los coches de la carretera con
una sonrisa en mi cara. Me gustaba esa sensación de velocidad. Llegue a la
enorme empresa de Alex. Baje de la moto y me quite el casco. Agite el pelo para
que se soltara. Y me puse mis gafas de sol y camine decidida al interior de la
empresa.
Mas de dos me miraron embobados cuando pasaba a su lado y
eso me hacia sonreír.
Llegue a la oficina de Alex e iba entrar cuando la
secretaria no me dejo. Siempre me dejaba por que ahora no:
- Necesito hablar urgentemente con el.- le repetía una y
otra vez.
- Lo siento señorita Gómez esta hablando con alguien. Espere
un momento.
Se acerco a su mesa y hablo por el telefonillo con la
oficina de Alex.
- Espere sentada por favor.
Ni siquiera me senté, me quede levantada esperando.
En la oficina de Alex…
- Hijo, ¿cuéntame que ha sucedido?
- Papa no es nada del otro mundo llevo huyendo de Tony 4 años
y al fin he conseguido meterle entre rejas.
- No me refiero a eso.
- ¿Entonces a que?
- Alan sabes perfectamente de lo que hablo: Sara
Me quede pensativo un rato:
- No se papa, ¿y si ya no me quiere? ¿Y si se ha olvidado de
mi? ¿Y si ha rehecho su vida como pone en
las revistas con el tal Daniel? ¿Y si
no me perdona…?
- Hijo ella te sigue queriendo.
- No lo sabes papa ¿y si ella ha cambiado y ya no es la
misma? Son demasiadas dudas que dan vueltas en
mi cabeza.
- Eso no te lo voy a ne…
De repente oímos ruido fuera de la oficina:
- ¿Qué ocurre?- pregunte confundido.
Una dulce voz llamo mi atención, ¿era ella? ¿Que hacia aquí?
- Señor Alex la señorita Sara esta aquí.
Mis dudas estaban aclaradas, estaba aquí. Estábamos
separados simplemente por una pared de cristal gris. Quería salir ahí y
abrazarla. Sentir sus labios, su aroma…
- Alan quédate aquí.
Mi padre salio de la oficina dejando la puerta entreabierta.
Fuera de la oficina…
- Sara ¿Qué pasa? Relájate. –me dijo Alex.
- Lo siento pero no me dejo entrar a hablar contigo.
- Ya le dije que no dejara entrar a nadie. ¿Qué es lo que
ocurre?
- ¿Es verdad?
- ¿El que?- me pregunto Alex confundido.
- ¿Alan ha vuelto?
La cara de Alex palideció y no contestaba:
- Alex por favor se sincero.
- No.
- Vale perdón por las molestias.
Me gire y salí de ese lugar. Me apoye en la moto y convertí
mis manos en puños. Note mis ojos humedecerse. Juraría haberle sentido al otro
lado de la sala a solo dos pasos de mí.
Volví a la oficina y me encerré en mi despacho. Me quede un
buen rato contemplando la ciudad desde mi ventana mientras lágrimas y lágrimas
recorrían mi cara hasta caer en mi camiseta.
Una pequeña mano golpeo el cristal azul de la puerta. Me
limpie los ojos, sonreí y abrí la puerta.
Mire hacia abajo y encontré a Elisa con su osito de peluche
sonriéndome tiernamente. La cogí en brazos y me abrazo fuertemente sabiendo que
había estado llorando.
Fuera de la oficina vi a Richard con la mochila de Elisa. Me
beso la mejilla:
- Te quiero tita y no quero que llores.
- Yo también te quiero Elisa.- Mientras le daba un beso en
su pequeña nariz.
La baje de mis brazos y se fue con su padre.
Salí de mi oficina y comencé a caminar sin rumbo alguno.
Llevaba las gafas de sol y aun así alguna que otra persona me hizo alguna foto
y me pidió un autógrafo. Claro que me hice fotos con ellos y les firme
autógrafos, porque yo tuviese un mal día no significaba que la tuviese que
tomar con mis fans.
Cuando me quite las gafas me encontré enfrente del estudio
de baile donde solía practicar con mis bailarines. Entre y salude con una
sonrisa a todo el mundo que me saludaba.
Llegue a mi estudio. Me relaje y puse una de mis canciones.
Al principio solo me quede contemplando mi reflejo en los
espejos. Esta canción era un baile de pareja. Cerré los ojos y comencé a bailar
imaginándome con Alan. Parece que estoy loca, pero me relajó.
De repente unos brazos me rodearon provocando que mi piel se
erizase y comenzamos a bailar juntos. No quería abrir los ojos ¿y si estaba
soñando? Quería que durara para siempre esa sensación de tener a Alan a mi
lado. La canción acabo y el tacto que antes sentía desapareció. Poco a poco
abrí los ojos y me encontré sola. Apague el reproductor y me fui por donde
vine.
Detrás de la puerta del material de baile…
¿Qué había hecho? Me estaba volviendo loco por ella y por mi
culpa esta así. La oí alejarse. Salí de ese armario y me quede contemplando el
espejo donde antes habíamos estado ella y yo bailando juntos.
- Nos volvemos a ver.
Me gire y encontré a uno de los matones de Tony mirándome
fijamente.
Le sonreí:
- ¿Te ha mandado Tony a hacer el trabajo sucio que el no
puede hacer?
- Anda Alan quédate quietecito y así acabamos antes.
Me reí:
- No voy a desperdiciar el huir 4 años.
Saco su pistola y yo rápidamente corrí. En estos cuatro años
aprendí muchas habilidades para pelear. Le metí una patada en la cara. Se cayó
hacia atrás y soltó el arma. La agarre y le apunte en el pecho:
- Lo siento pero esto es por alejarme de ella- Apreté el
gatillo y el cuerpo que hace un momento me miraba horrorizado se quedo inmóvil.
Salí corriendo mientras daba gracias a dios de que Sara se
había ido.
Espero que os guste. Besos y comentar :)
Firmado: Sarus
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